domingo, julio 31, 2005

Nuevas propuestas para la celebración de la lectura de El Quijote (II)


/


El rigor, el orden, la originalidad, la creatividad deberían ser los nombre de las rutas de este territorio imaginario que es Barataria. Sin embargo, en nuestra opinión, Tirteafuera está perdido en este deambular por el texto de El Quijote: un día sí, y otro también, los vericuetos del texto le enredan y pierde la vista aérea del territorio.

En esta segunda serie de propuestas para la celebración de la lectura de El Quijote en el IV Centenario hemos vuelto a proponer un mapa alternativo. Detrás de todo ello, está la preocupación de encontrar la síntesis de una guía ideal para un territorio virtual que se expande.

Amabilísimo y pacientísimo lector, aquí tienes un intento de poner puertas al campo:

Reescritura del texto
Leer para escribir

Completar el puzzle de un fragmento
Ejercicio de comprensión lectora

En distintos soportes, diferentes interpretaciones
Reflexión sobre distintos códigos

Donoso y grande escrutinio en la librería
Importancia de la documentación

Imaginar y escribir
Propuesta para continuar la escritura de El Quijote

Sobre actualizaciones musicales de El Quijote
Audición de fragmentos de óperas, sinfonías, ballets, canciones,...

Quedada
Para sentirse bien compartiendo la lectura de El Quijote

El centro escolar, una sala de exposiciones
Ambientación en torno a las actividades de lectura

Quijotesca
Ejercicio de la argumentación

Jugando con los vocablos
Ejercicio de vocabulario

El libro, bien cultural o mercancía
Sobre el compartir y el poseer

De cuyo nombre no quiero acordarme
Ejercicio del debate


/
Posted by Picasa

Del fidedigno autor desta nueva y jamás vista historia


/una reflexión sobre la autoría como exploración y una invitación a la actualización.

En ocasiones, Tirteafuera defiende que es posible con los usuarios de Biblioteca Escolar trabajar aspectos de técnica literaria para motivar a la lectura. Parece extraño: ¿Es posible que consumidores de invenciones inverosímiles empaquetadas en acumulaciones de efectos especiales parpadeantes se interesen por el artefacto narrativo implícito en el texto de El Quijote? Pensamos que sí. La certeza de que el texto es la suma de muchas decisiones puede convertirse en un punto de inflexión en el que los lectores toman la obra como un proceso en el que la figura del autor es imprescindible. A partir de aquí, esta conciencia se puede convertir en distanciamiento de lo leído, desarrollo de la capacidad crítica y aumento del potencial creativo. Todo ello, defiende Tireafuera, sería observable en la capacidad de maquinar historias o, dicho de otra forma, en el paso de consumidor a productor de historias.

Proponemos de nuevo en esta ocasión una reflexión sobre la autoría (es importante leer El Quijote sin olvidar al mago que nos encanta) y una invitación a actualizar los artificios que M, de Cervantes utilizó.

En primer lugar, una reflexión sobre la autoría como exploración. Escribir es viajar, pero hay muchos patrones a la hora de planificar el viaje: desde el itinerario férreo hasta deambular sin rumbo fijo. Tirteafuera sostiene que M. de Cervantes es el viajero que se deja llevar por las aguas agitadas de la invención. Para ello, nos propone una selección de textos en los que el autor nos adelanta la continuación de la historia. Veamos:

"[...] Pero el autor desta historia, puesto que con curiosidad y diligencia ha buscado los hechos que don Quijote hizo en su tercera salida, no ha podido hallar noticia de ellas, a lo menos por escrituras auténticas; sólo la fama ha guardado, en las memorias de la Mancha, que don Quijote, la tercera vez que salió de su casa, fue a Zaragoza, donde se halló en unas famosas justas que en aquella ciudad hicieron, y allí le pasaron cosas dignas de su valor y buen entendimiento. Ni de su fin y acabamiento pudo alcanzar cosa alguna, ni la alcanzara ni supiera si la buena suerte no le deparara un antiguo médico que tenía en su poder una caja de plomo, que, según él dijo, se había hallado en los cimientos derribados de una antigua ermita que se renovaba; en la cual caja se habían hallado unos pergaminos escritos con letras góticas, pero en versos castellanos, que contenían muchas de sus hazañas y daban noticia de la hermosura de Dulcinea del Toboso, de la figura de Rocinante, de la fidelidad de Sancho Panza y de la sepultura del mesmo don Quijote, con diferentes epitafios y elogios de su vida y costumbres.

Y los que se pudieron leer y sacar en limpio fueron los que aquí pone el fidedigno autor desta nueva y jamás vista historia. El cual autor no pide a los que la leyeren, en premio del inmenso trabajo que le costó inquerir y buscar todos los archivos manchegos, por sacarla a luz, sino que le den el mesmo crédito que suelen dar los discretos a los libros de caballerías, que tan validos andan en el mundo; que con esto se tendrá por bien pagado y satisfecho, y se animará a sacar y buscar otras, si no tan verdaderas, a lo menos de tanta invención y pasatiempo.

Las palabras primeras que estaban escritas en el pergamino que se halló en la caja de plomo eran éstas:

LOS ACADÉMICOS DE LA ARGAMASILLA, LUGAR DE LA MANCHA, EN VIDA Y MUERTE DEL VALEROSO DON QUIJOTE DE LA MANCHA,

HOC SCRIPSERUNT:

<…>

Éstos fueron los versos que se pudieron leer; los demás, por estar carcomida la letra, se entregaron a un académico para que por conjeturas los declarase. Tiénese noticia que lo ha hecho, a costa de muchas vigilias y mucho trabajo, y que tiene intención de sacallos a luz, con esperanza de la tercera salida de don Quijote.

I, 52

A veces la coherencia textual presenta lagunas:

En comunicaciones anteriores, ya hemos hechos referencia a casos puntuales de falta de coherencia textual, los casos del rucio de Sancho Panza y del nombre de su mujer Juana/Teresa, por ejemplo.

En ocasiones, son olvidos, lapsus calami; en otros, deseos de reconducir la historia ante aparición de imprevistos: la oportunista aparición de la historia apócrifa, intitulada: Segunda parte de don Quijote de la Mancha, compuesta por un tal de Avellaneda, natural de Tordesillas, por ejemplo. Esto hará que, sobre las previsiones de continuar el viaje de la historia ( 1ª Parte, Capítulo 52), el itinerario narrativo se vea modificado:

"[...] En estas y otras pláticas se pasó gran parte de la noche; y, aunque don Juan quisiera que don Quijote leyera más del libro, por ver lo que discantaba, no lo pudieron acabar con él, diciendo que él lo daba por leído y lo confirmaba por todo necio, y que no quería, si acaso llegase a noticia de su autor que le había tenido en sus manos, se alegrase con pensar que le había leído; pues de las cosas obscenas y torpes, los pensamientos se han de apartar, cuanto más los ojos. Preguntáronle que adónde llevaba determinado su viaje. Respondió que a Zaragoza, a hallarse en las justas del arnés, que en aquella ciu[d]ad suelen hacerse todos los años. Díjole don Juan que aquella nueva historia contaba como do[n] Quijote, sea quien se quisiere, se había hallado en ella en una sortija, falta de invención, pobre de letras, pobrísima de libreas, aunque rica de simplicidades.

- Por el mismo caso - respondió don Quijote- , no pondré los pies en Zaragoza, y así sacaré a la plaza del mundo la mentira dese historiador moderno, y echarán de ver las gentes como yo no soy el don Quijote que él dice.

II, 59

Este cambio de rumbo, en opinión de Tirteafuera, provoca que haya partes en el texto que chirríen un poco. Así en Capítulo 72 de la 2ª Parte encontramos:

"

[...] . Finalmente, señor don Álvaro Tarfe, yo soy don Quijote de la Mancha, el mismo que dice la fama, y no ese desventurado que ha querido usurpar mi nombre y honrarse con mis pensamientos.

Todo esto cuando en la 1ª Parte, Capítulo 52, al supernarrador el autor le ha hecho adelantar la continuación de la historia:

"[...] sólo la fama ha guardado, en las memorias de la Mancha, que don Quijote, la tercera vez que salió de su casa, fue a Zaragoza, donde se halló en unas famosas justas que en aquella ciudad hicieron, y allí le pasaron cosas dignas de su valor y buen entendimiento.

E incluso, ya entrados en el Capítulo 19 de la 2ª Parte, sigue M. de Cervantes manteniendo en un adelanto de algunas aventuras que el lector va a poder disfrutar, entre ellas, las justas de Zaragoza:

"[...] Cuatro días estuvo don Quijote regaladísimo en la casa de don Diego, al cabo de los cuales le pidió licencia para irse, diciéndole que le agradecía la merced y buen tratamiento que en su casa había recebido; pero que, por no parecer bien que los caballeros andantes se den muchas horas a ocio y al regalo, se quería ir a cumplir con su oficio, buscando las aventuras, de quien tenía noticia que aquella tierra abundaba, donde esperaba entretener el tiempo hasta que llegase el día de las justas de Zaragoza, que era el de su derecha derrota; y que primero había de entrar en la cueva de Montesinos, de quien tantas y tan admirables cosas en aquellos contornos se contaban, sabiendo e inquiriendo asimismo el nacimiento y verdaderos manantiales de las siete lagunas llamadas comúnmente de Ruidera.

Hasta aquí las reflexiones sobre la autoría como reflexión. Podemos continuar el poco más reutilizando los materiales extraídos de El Quijote.

La diferencia de desarrollo tecnológico entre la sociedad de principios del XVII y la nuestra nos hará muy fácil proponer actualizaciones del artificio narrativo utilizado por M. de Cervantes: inventar una historia y contarla como si fuera real. En caso de nuestro autor, lo que hace que la historia sea no sólo verosímil, sino también veraz es la apelación a las escrituras auténticas y a los pergaminos escritos; o, en su ausencia, el testimonio de la fama.

Llegados hasta aquí, Tirteafuera nos propone que actualicemos el recurso cervantino, que nos pongamos en la situación de un autor que quiere hacer pasar el fruto de su invención por hechos reales para así nos sea más fácil actualizar el artefacto narrativo de /lo que lees, amabilísimo lector, es historia porque está basado en documentos/.

Si M. de Cervantes recurrió a “escrituras auténticas”, a comprar en la Alcaná de Toledo a un muchacho unos cartapacios y papeles viejos de un sedero, nosotros podríamos recurrir a un diario, abandonado en un desván, escrito por alguien todavía desconocido, o a la correspondencia de un remitente desconocido, o las facturas acumuladas en una caja de zapatos, o la ropa guardada en un armario, o un objeto extraño, un magnetófono polvoriento en un anticuario, o una botella con un mensaje dentro recogida en la arena, o un ramo de flores en la curva de la carretera, o una grabación de vídeo, o una maleta abandonada en la cinta de equipajes de un aeropuerto, o un zapato al borde de la carretera, …

La propuesta de Tirteafuera es continuar la lista para completar un inventario de documentos que no tienen sentido hasta que alguien recupera para ellos una biografía, o alguien intuye que en ese objeto inerte late una historia.


/
Posted by Picasa

sábado, julio 30, 2005

Los libros <…> con gusto general son leídos y celebrados de los grandes y de los chicos.


/
De manera que el arte, imitando a la naturaleza, parece que allí la vence.

Tirteafuera por un momento deja las labores de mantenimiento de la bitácora y, al abrir al azar El Quijote, se ha encontrado con el pasaje de la parte I, capítulo 50: De las discretas altercaciones que don Quijote y el canónigo tuvieron, con otros sucesos . Sorprendido ha advertido que, dentro del largo parlamento de don Quijote, M. de Cervantes, entre los destellos de los espejos don Quijote-Canónigo, Cervantes-Lector, ha incluido temas muy modernos:

¿Lo que ha sido dado a la luz puede ser mentira?

"[...] ­¡Bueno está eso! ­respondió don Quijote­. Los libros que están impresos con licencia de los reyes y con aprobación de aquellos a quien se remitieron, y que con gusto general son leídos y celebrados de los grandes y de los chicos, de los pobres y de los ricos, de los letrados e ignorantes, de los plebeyos y caballeros, finalmente, de todo género de personas, de cualquier estado y condición que sean, ¿habían de ser mentira?; y más llevando tanta apariencia de verdad, pues nos cuentan el padre, la madre, la patria, los parientes, la edad, el lugar y las hazañas, punto por punto y día por día, que el tal caballero hizo, o caballeros hicieron. Calle vuestra merced, no diga tal blasfemia (y créame que le aconsejo en esto lo que debe de hacer como discreto), sino léalos, y verá el gusto que recibe de su leyenda."

¿Podemos negar realidad a lo que la imaginación ha dado corporeidad?:

"[...] ­Si no, dígame: ¿hay mayor contento que ver, como si dijésemos: aquí ahora se muestra delante de nosotros un gran lago de pez hirviendo a borbollones, y que andan nadando y cruzando por él muchas serpientes, culebras y lagartos, y otros muchos géneros de animales feroces y espantables, y que del medio del lago sale una voz tristísima que dice: ''Tú, caballero, quienquiera que seas, que el temeroso lago estás mirando, si quieres alcanzar el bien que debajo destas negras aguas se encubre, muestra el valor de tu fuerte pecho y arrójate en mitad de su negro y encendido licor; porque si así no lo haces, no serás digno de ver las altas maravillas que en sí encierran y contienen los siete castillos de las siete fadas que debajo desta negregura yacen?'' ¿Y que, apenas el caballero no ha acabado de oír la voz temerosa, cuando, sin entrar más en cuentas consigo, sin ponerse a considerar el peligro a que se pone, y aun sin despojarse de la pesadumbre de sus fuertes armas, encomendándose a Dios y a su señora, se arroja en mitad del bullente lago,"

¿Se puede negar la capacidad transformadora de la escritura-lectura?:

"[...] ­y, cuando no se cata ni sabe dónde ha de parar, se halla entre unos floridos campos, con quien los Elíseos no tienen que ver en ninguna cosa? Allí le parece que el cielo es más transparente, y que el sol luce con claridad más nueva; ofrécesele a los ojos una apacible floresta de tan verdes y frondosos árboles compuesta, que alegra a la vista su verdura, y entretiene los oídos el dulce y no aprendido canto de los pequeños, infinitos y pintados pajarillos que por los intricados ramos van cruzando. Aquí descubre un arroyuelo, cuyas frescas aguas, que líquidos cristales parecen, corren sobre menudas arenas y blancas pedrezuelas, que oro cernido y puras perlas semejan; acullá vee una artificiosa fuente de jaspe variado y de liso mármol compuesta; acá vee otra a lo brutesco adornada, adonde las menudas conchas de las almejas, con las torcidas casas blancas y amarillas del caracol, puestas con orden desordenada, mezclados entre ellas pedazos de cristal luciente y de contrahechas esmeraldas, hacen una variada labor, de manera que el arte, imitando a la naturaleza, parece que allí la vence."

Como hemos podido comprobar, el reciclaje de teorías estéticas, de tópicos literarios y recursos retóricos es un motivo más de la celebración de la literatura como juego: el epíteto, la metáfora, la hipérbole, la antítesis, todas en conjunto, al servicio de la reinterpretación irónica

¿Se puede negar la efectividad de la reinterpretación irónica de lo que es visto y lo que es contado?

"[...] ­Acullá de improviso se le descubre un fuerte castillo o vistoso alcázar, cuyas murallas son de macizo oro, las almenas de diamantes, las puertas de jacintos; finalmente, él es de tan admirable compostura que, con ser la materia de que está formado no menos que de diamantes, de carbuncos, de rubíes, de perlas, de oro y de esmeraldas, es de más estimación su hechura. Y ¿hay más que ver, después de haber visto esto, que ver salir por la puerta del castillo un buen número de doncellas, cuyos galanos y vistosos trajes, si yo me pusiese ahora a decirlos como las historias nos los cuentan, sería nunca acabar; y tomar luego la que parecía principal de todas por la mano al atrevido caballero que se arrojó en el ferviente lago, y llevarle, sin hablarle palabra, dentro del rico alcázar o castillo, y hacerle desnudar como su madre le parió, y bañarle con templadas aguas, y luego untarle todo con olorosos ungüentos, y vestirle una camisa de cendal delgadísimo, toda olorosa y perfumada, y acudir otra doncella y echarle un mantón sobre los hombros, que, por lo menos menos, dicen que suele valer una ciudad, y aun más? ¿Qué es ver, pues, cuando nos cuentan que, tras todo esto, le llevan a otra sala, donde halla puestas las mesas, con tanto concierto, que queda suspenso y admirado?; ¿qué, el verle echar agua a manos, toda de ámbar y de olorosas flores distilada?; ¿qué, el hacerle sentar sobre una silla de marfil?; ¿qué, verle servir todas las doncellas, guardando un maravilloso silencio?; ¿qué, el traerle tanta diferencia de manjares, tan sabrosamente guisados, que no sabe el apetito a cuál deba de alargar la mano? ¿Cuál será oír la música que en tanto que come suena, sin saberse quién la canta ni adónde suena?"

¿Podríamos negar la capacidad de M. de Cervantes para fusionar la ficción en la realidad?

"[...] ­¿Y, después de la comida acabada y las mesas alzadas, quedarse el caballero recostado sobre la silla, y quizá mondándose los dientes, como es costumbre, entrar a deshora por la puerta de la sala otra mucho más hermosa doncella que ninguna de las primeras, y sentarse al lado del caballero, y comenzar a darle cuenta de qué castillo es aquél, y de cómo ella está encantada en él, con otras cosas que suspenden al caballero y admiran a los leyentes que van leyendo su historia?"

¿Qué de la capacidad de la lectura para producir placer y transformar al lector?

"[...] ­No quiero alargarme más en esto, pues dello se puede colegir que cualquiera parte que se lea, de cualquiera historia de caballero andante, ha de causar gusto y maravilla a cualquiera que la leyere. Y vuestra merced créame, y, como otra vez le he dicho, lea estos libros, y verá cómo le destierran la melancolía que tuviere, y le mejoran la condición, si acaso la tiene mala. De mí sé decir que, después que soy caballero andante, soy valiente, comedido, liberal, bien criado, generoso, cortés, atrevido, blando, paciente, sufridor de trabajos, de prisiones, de encantos;"

¿Qué del valor de la virtud y del compromiso moral de un autor?

"[...] ­y, aunque ha tan poco que me vi encerrado en una jaula, como loco, pienso, por el valor de mi brazo, favoreciéndome el cielo y no me siendo contraria la fortuna, en pocos días verme rey de algún reino, adonde pueda mostrar el agradecimiento y liberalidad que mi pecho encierra. Que, mía fe, señor, el pobre está inhabilitado de poder mostrar la virtud de liberalidad con ninguno, aunque en sumo grado la posea; y el agradecimiento que sólo consiste en el deseo es cosa muerta, como es muerta la fe sin obras. Por esto querría que la fortuna me ofreciese presto alguna ocasión donde me hiciese emperador, por mostrar mi pecho haciendo bien a mis amigos, especialmente a este pobre de Sancho Panza, mi escudero, que es el mejor hombre del mundo, y querría darle un condado que le tengo muchos días ha prometido, sino que temo que no ha de tener habilidad para gobernar su estado."

Tirteafuera ha suspendido la lectura y, de golpe, ha pasado a ser consciente del fracaso de la enseñanza de las habilidades lectoras y de la necesidad de recuperar modelos en los que leer sea, sobre todo, un divertimento que acumula en el lector experiencias gratificadoras que refuerzan la búsqueda personal y que predisponen a mayores esfuerzos por superarse. El Quijote no es la única propuesta, pero sí es una de las más fiables. Tendríamos que ser capaces en la Biblioteca Escolar de que los usuarios se ejercitaran en la lectura como la mejor forma de ejercitarse en sí mismos.

A veces a Tirteafuera le pasa que tiene la sensación de quedarse solo; esta soledad se le ensancha cuando no tiene a quien enseñar lo que a él tanto le agrada, le compensa, le motiva, le llena. ¿Para qué sirve si estoy solo?, se pregunta.

También, a veces, piensa que la escuela es un territorio colonizado; entiende que no podía ser de otra forma, estar al margen para ser un Edén, por ejemplo; pero defiende que tampoco ha de ser la proyección del mercado. Para recorrer el territorio de la adolescencia, o de la socialización del individuo, ha de haber varios itinerarios. Todos llevan a la misma meta. Sin embargo, sostiene Tirteafuera, el protectorado de la adolescencia ha de hacerse a pie, como un pionero de sí mismo, explorando cada uno su ámbito, entrometiéndose, rastreando…

Para todo ello la lectura es un buen ejercicio, y en compañía de M. de Cervantes, un adiestramiento muy eficaz, adecuado, eficiente, fructífero. Tal como le sucedió al caballero de la historia narrada por el caballero de la Triste Figura allí, aquí, en la lectura, nos “parece que el cielo es más transparente, y que el sol luce con claridad más nueva”.
/
Posted by Picasa

Autoría real y verdadera


/
Se me representó que aquellos cartapacios contenían la historia de don Quijote (I, 9)

Tirteafuera con rigor ha ido revisando otro de los artefactos narrativos más interesantes de El Quijote: la autoría; pretende esta vez que los usuarios de la Biblioteca Escolar vean la creación literaria como un juguete que, al moverse, capta nuestra atención. Es bueno que nos fascine el movimiento, pero ha de llegar, sostiene Tirteafuera, un momento en el que tenemos que hacernos una pregunta: ¿Cómo funciona?

Puede que, al destripar el mecanismo, el hechizo se desvanezca; si es así, estaremos preparados para montar de nuevo este, y otros, juguetes.

M. de Cervantes se oculta entre los distintos planos del espejo: es el autor, media entre la historia y el lector, es el editor que actúa de narrador, recurre a un traductor, introduce a los poetas de Argamasilla, revisa el trabajo de un autor cronista. En medio, estamos los lectores sorprendidos por tantos destellos. Aunque sea parcial, Tirteafuera nos propone que nos fijemos en el personaje Cide Hamete Benengeli y sigamos el rastro trazado para él por M. de Cervantes.

En ocasiones, sostiene Tirteafuera, el autor precisa la fuente que autentifica la historia: “Cuenta el sabio Cide Hamete Benengeli”, (I, 15); “Cuenta Cide Hamete Benengeli, autor arábigo y manchego, en esta gravísima, altisonante, mínima, dulce e imaginada historia”. (I, 22); “A la entrada del cual, según dice Cide Hamete, vio don Quijote que en las eras del lugar estaban”, (II, 73); “Dice Cide Hamete, puntualísimo escudriñador de los átomos desta verdadera historia”, (II, 50); “y dice Cide Hamete que pocas veces vio a Sancho Panza sin ver al rucio, ni al rucio sin ver a Sancho: tal era la amistad y buena fe que entre los dos se guardaban.”, (II, 34). Como hemos podido observar, incluso con datos contradictorios.

A veces nuestro autor valora la forma de proceder el “verdadero autor”

Fuera de que Cide Mahamate Benengeli fue historiador muy curioso y muy puntual en todas las cosas, y échase bien de ver, pues las que quedan referidas, con ser tan mínimas y tan rateras, no las quiso pasar en silencio; de donde podrán tomar ejemplo los historiadores graves, que nos cuentan las acciones tan corta y sucintamente, que apenas nos llegan a los labios, dejándose en el tintero, ya por descuido, por malicia o ignorancia, lo más sustancial de la obra.

I, 16

En otras ocasiones recoge el pensamiento del don Quijote sin intermediarios:

Con esto se consoló algún tanto, pero desconsolole pensar que su autor era moro, según aquel nombre de Cide, y de los moros no se podía esperar verdad alguna, porque todos son embelecadores, falsarios y quimeristas. Temíase no hubiese tratado sus amores con alguna indecencia que redundase en menoscabo y perjuicio de la honestidad de su señora Dulcinea del Toboso;

II, 3

O introduce, según comenta Tirteafuera, valoraciones propias del editor en la contraportada del libro, o de un crítico que escribe una reseña sobre una novedad bibliográfica:

Real y verdaderamente, todos los que gustan de semejantes historias como ésta deben de mostrarse agradecidos a Cide Hamete, su autor primero, por la curiosidad que tuvo en contarnos las semínimas della, sin dejar cosa, por menuda que fuese, que no la sacase a luz distintamente. Pinta los pensamientos, descubre las imaginaciones, responde a las tácitas, aclara las dudas, resuelve los argumentos; finalmente, los átomos del más curioso deseo manifiesta. ¡Oh autor celebérrimo! ¡Oh don Quijote dichoso! ¡Oh Dulcinea famosa! ¡Oh Sancho Panza gracioso! Todos juntos y cada uno de por sí viváis siglos infinitos, para gusto y general pasatiempo de los vivientes. Dice, pues, la historia que así como Sancho vio desmayada a la Dolorida, dijo:

II; 40

Incluso, como material narrativo, se introducen comentarios propios del editor que enjuicia el trabajo del responsable de la edición crítica; como consecuencia de ello, el protagonismo lo asume el mediador –y no la fuente primaria- al ser valoradas su forma de pensar y su forma de proceder, los aciertos y lagunas de su trabajo:

Dicen que en el propio original desta historia se lee que llegando Cide Hamete a escribir este capítulo no le tradujo su intérprete como él le había escrito, que fue un modo de queja que tuvo el moro de sí mismo por haber tomado entre manos una historia tan seca y tan limitada como esta de don Quijote, por parecerle que siempre había de hablar dél y de Sancho, sin osar estenderse a otras digresiones y episodios más graves y más entretenidos; y decía que el ir siempre atenido el entendimiento, la mano y la pluma a escribir de un solo sujeto y hablar por las bocas de pocas personas era un trabajo incomportable, cuyo fruto no redundaba en el de su autor, y que por huir deste inconveniente había usado en la primera parte del artificio de algunas novelas, como fueron la del Curioso impertinente y la del Capitán cautivo, que están como separadas de la historia, puesto que las demás que allí se cuentan son casos sucedidos al mismo don Quijote, que no podían dejar de escribirse.

II, 44

de las cuales no sanó en ocho días, en uno de los cuales le sucedió lo que Cide Hamete promete de contar con la puntualidad y verdad que suele contar las cosas desta historia, por mínimas que sean.

II, 47

Sucedió, pues, que en más de seis días no le sucedió cosa digna de ponerse en escritura, al cabo de los cuales, yendo fuera de camino, le tomó la noche entre unas espesas encinas o alcornoques, que en esto no guarda la puntualidad Cide Hamete que en otras cosas suele.

II, 60

Y luego, tomando en el suelo cuanto quiso, se acurrucó y durmió a sueño suelto, sin que fianzas, ni deudas, ni dolor alguno se lo estorbase. Don Quijote, arrimado a un tronco de una haya, o de un alcornoque (que Cide Hamete Benengeli no distingue el árbol que era), al son de sus mesmos suspiros cantó de esta suerte:

II, 68

Y diciendo esto besó su derecha mano y le asió de la suya, que ella le dio con las mesmas ceremonias. Aquí hace Cide Hamete un paréntesis y dice que por Mahoma que diera por ver ir a los dos así asidos y trabados desde la puerta al lecho la mejor almalafa de dos que tenía.

II, 48

"Pensar que en esta vida las cosas della han de durar siempre en un estado es pensar en lo escusado, antes parece que ella anda todo en redondo, digo, a la redonda: la primavera sigue al verano, el verano al estío, el estío al otoño, y el otoño al invierno, y el invierno a la primavera, y así torna a andarse el tiempo con esta rueda continua; sola la vida humana corre a su fin ligera más que el viento, sin esperar renovarse si no es en la otra, que no tiene términos que la limiten." Esto dice Cide Hamete, filósofo mahomético, porque esto de entender la ligereza e instabilidad de la vida presente, y de la duración de la eterna que se espera, muchos sin lumbre de fe, sino con la luz natural, lo han entendido; pero aquí nuestro autor lo dice por la presteza con que se acabó, se consumió, se deshizo, se fue como en sombra y humo el gobierno de Sancho.

II, 53

También podemos observar como el autor desde la categoría de narrador omnisciente
justifica benevolentemente las limitaciones de espacio y de tiempo propias de un cronista que, a la hora de contar los hechos, se quiere atener a la exactitud de los hechos:

Desta manera y con estos pensamientos le pareció que habría caminado poco más de media legua, al cabo de la cual descubrió una confusa claridad, que pareció ser ya de día, y que por alguna parte entraba, que daba indicio de tener fin abierto aquel, para él, camino de la otra vida. Aquí le deja Cide Hamete Benengeli, y vuelve a tratar de don Quijote, que alborozado y contento esperaba el plazo de la batalla que había de hacer con el robador de la honra de la hija de doña Rodríguez, a quien pensaba enderezar el tuerto y desaguisado que malamente le tenían fecho.

II, 55

Volvieron a subir don Quijote y Sancho; con el mismo aplauso y música llegaron a la casa de su guía, que era grande y principal, en fin como de caballero rico, donde le dejaremos por agora, porque así lo quiere Cide Hamete.

II, 61

le suspendió una voz que llegó a sus oídos, que en lastimados acentos oyeron que decía lo que se dirá en la cuarta parte desta narración, que en este punto dio fin a la tercera el sabio y atentado historiador Cide Hamete Benengeli.

I, 27

Entre las piezas de este mecano, están también las opiniones sobre técnica literaria que el editor crítico va sembrando a lo largo del texto:

Con esto se acabaron las preguntas y las respuestas, pero no se acabó la admiración en que todos quedaron, excepto los dos amigos de don Antonio que el caso sabían. El cual quiso Cide Hamete Benengeli declarar luego, por no tener suspenso al mundo creyendo que algún hechicero y extraordinario misterio en la tal cabeza se encerraba,

II, 62

Este fin tuvo el ingenioso hidalgo de la Mancha, cuyo lugar no quiso poner Cide Hamete puntualmente, por dejar que todas las villas y lugares de la Mancha contendiesen entre sí por ahijársele y tenérsele por suyo, como contendieron las siete ciudades de Grecia por Homero. <…>

Y el prudentísimo Cide Hamete dijo a su pluma: "Aquí quedarás colgada desta espetera y deste hilo de alambre, ni sé si bien cortada o mal tajada péñola mía, adonde vivirás luengos siglos, si presuntuosos y malandrines historiadores no te descuelgan

II, 74

De todas formas, en el personaje cronista que se atiene a la veracidad y exactitud de los hechos caben licencias que le alejan de la objetividad al identificarse emocinalmente con la historia:

"¡Bendito sea el poderoso Alá!", dice Hamete Benengeli al comienzo deste octavo capítulo. "¡Bendito sea Alá!", repite tres veces, y dice que da estas bendiciones por ver que tiene ya en campaña a don Quijote y a Sancho, y que los letores de su agradable historia pueden hacer cuenta que desde este punto comienzan las hazañas y donaires de don Quijote y de su escudero

II, 8

Tirteafuera advierte que el tema de la autoría no se agota en el personaje de Cide Hamete Benengeli y, por tanto, que será necesario seguir leyendo El Quijote para seguir disfrutando de esta máquina llena de resortes narrativos.

La foto ha sido tomada de Galería Universia, la galería digital de los universitarios.


/

Posted by Picasa

sábado, julio 23, 2005

Propuestas para la celebración de la lectura de El Quijote (I)



/Mapa para transitar en Barataria.

Tirteafuera, de vez en cuando, mira hacia atrás. Aprovecha un alto en el camino. Revisa el itinerario y recupera hitos que cree que han merecido la pena. En esta ocasión, ha recopilado algunas comunicaciones que podrían ser interesantes para iniciar a los usuarios de la Biblioteca Escolar en la celebración de la lectura de El Quijote en este IV Centenario.
Esperamos que os sea útil.

¿Tienes este?
Colección de cromos

Capacidad del texto para sugerir imágenes

Búsqueda de imágenes

Juego de familias

Combinación de texto e imágenes para formar familias

Centro, sala de exposiciones

Las paredes del centro escolar se convierten en una sala de exposiciones

Normalización de la lectura de El Quijote

Superar prejuicios sobre la incomprensión de el texto de M. de Cervantes.

Tutoría

Los textos de M. de Cervantes como estímulo para la reflexión en tutoría

Series cronológicas
Propuesta intesdisciplinar

Refranes en El Quijote

Práctica de la alegoría con la actualización de los refranes

Búsqueda del tesoro

Desarrollo de habilidades de documentación a través de un juego de pistas

Lectura pública de El Quijote
Necesidad de planificar la actividad de lectura pública del texto cervantino

Facilidad para el acceso al texto de El Quijote
Actividad dirigida a los profesores.

Iconografía quijotesca
Creación de iconografía propia



/
Posted by Picasa

viernes, julio 15, 2005

“Y a mí se me trasluce que no ha de haber nación ni lengua donde no se traduzga.” (II, 3)

Euskaraz

Edición facsímil de El Quijote en euskera, Don Quijote Mantxako

M. de Cervantes, en el texto de El Quijote, nos da su opinión sobre la traducciones; de alguna manera, para él son traiciones:

[...] Pero, con todo esto, me parece que el traducir de una lengua en otra, como no sea de las reinas de las lenguas, griega y latina, es como quien mira los tapices flamencos por el revés, que, aunque se veen las figuras, son llenas de hilos que las escurecen, y no se veen con la lisura y tez de la haz; y el traducir de lenguas fáciles, ni arguye ingenio ni elocución, como no le arguye el que traslada ni el que copia un papel de otro papel. Y no por esto quiero inferir que no sea loable este ejercicio del traducir; porque en otras cosas peores se podría ocupar el hombre, y que menos provecho le trajesen"
II, 62


A pesar de ello, durante la 2ª Parte M. de Cervantes ya intuía la importancia que para El Quijote iba a tener la traducción. Dentro de la celebración del reconocimiento del texto que es toda la 2ª parte, podemos encontrar un homenaje que queremos traer aquí respecto a la traducción al euskera del texto:

“Y a mí se me trasluce que no ha de haber nación ni lengua donde no se traduzga.”

II, 3

Estas palabras son premonitorias para tratar del siguiente tema:

El sacerdote guipuzcoano Pedro María Berrondo, (1919-2002), sacerdote gipuzcoano, comenzó la traducción de El Quijote en el año 1976, mientras estaba en Los Ríos (Ecuador), en la misión Quevedo como capellán del hospital de Bahía de Caraquer. Gracias al mecenazgo de vascos venezolanos pudo publicarla en una edición lujosa y limitada. El segundo tomo apareció en 1985.

Veinte años después, la Real Sociedad Bascongada de Amigos del País, que dirige Fernando Salazar, y la Sociedad Estatal de Conmemoraciones Culturales, que preside José García Velasco, editan el texto original de Berrondo y lo presentan en edición facsimilar de dos tomos, con 1.232 páginas. En el proyecto han colaborado además la Consejería de Cultura del Gobierno Vasco y el Ayuntamiento de San Sebastián.

Esta edición cuenta con un centenar de ilustraciones de veinte artistas vascos y respeta íntegramente la versión realizada por Berrondo. Gracias a este proyecto, con un presupuesto de 26.000 euros, hoy es más fácil acceder al texto de M. de Cervantes ya que era prácticamente imposible localizar ejemplares de la edición anterior.

La obra se completa con siete introducciones y un reconocimiento a la figura de Berrondo. Entre estas, se incluyen además cuatro pequeños ensayos: en el primero de ellos, la directora de la Gran Enciclopedia Auñamendi, Idoia Estornés, cuenta cómo se fraguó la primera edición de Berrondo; en el segundo, José María Urkia, presidente de la RSBAP explica la génesis de esta nueva edición; en el tercero, G. Etxeberría, director de la revista en euskera Egan, analiza la labor del religioso; y, en el cuarto, Gotzon Egia relata pormenores técnicos y lingüísticos de la obra.

Como es sabido, el pasado 23 de abril, se hizo otro homenaje al autor de la presente traducción al publicar una antología infantil 'Don Kijote Mantxa'ko', con textos seleccionados y adaptados al euskera batua por Patxi Ezkiaga, que partía de la traducción de Berrondo.

Y Don Kijote Mantxa´ko entró ayer en la Biblioteca Nacional. La ministra de Cultura, Carmen Calvo aseguró que el IV Centenario de la publicación del Quijote habría quedado incompleto si no existiera Don Kijote Mantxa´ko. «Es una apuesta por la igualdad radical de todas las culturas y lenguas. En Cultura, si te paras, te mueres».

José Manuel Blecua, presidente de la Comisión del IV Centenario del Quijote, expresó su alegría y satisfacción porque esta traducción ingrese en la Biblioteca Nacional. Examinó el «idéntico contenido textual» de las palabras con respecto a la obra cervantina. «Es fiel. Es el elogio de la palabra, el respeto al otro y la defensa de las lenguas como fuente de riqueza».

La consejera de Cultura del Gobierno Vasco, Miren Azcárate, sostuvo que Berrondo defendió un euskera que «no es tan diferente del modelo estándar que utilizamos hoy. La cultura y la sociedad vasca siguen perviviendo junto al español y al francés. Nos sentimos orgullosos de ello». Esta edición, según explicó Azcárate, respeta íntegramente la versión de Berrondo, que «sigue muy vigente en la actualidad debido al buen conocimiento que el clérigo tuvo de ambas lenguas y a su buena observación de los matices del léxico».

Para José María Urkia, presidente de la RSBAP, «Berrondo tuvo mucho de Quijote, por su idealismo y su bondad, por su nobleza moral y su filosofía frente al utilitarismo ramplón e interesado». «Él demostró que el euskera es poseedor de los recursos necesarios para dar cabida a la maestría de Cervantes», señaló la catedrática de literatrura de la Universidad de Valencia María Teresa Etxenique.

Más información en el servidor Cervantes Virtual
Si quieres recordar lo leído en una comunicación anterior, Traduttore.Traditore

viernes, julio 08, 2005

Aliquando bonus dormitat Tirteafuera


/Selección de las aportaciones más representativas

No siempre en sus crónicas Cide Hamete Benengeli nos da cumplida razón de todo lo que ocurrió; tan sólo, de los hechos más memorables, de las mejores jugadas. Por ello, Tirteafuera también se toma su descanso y, a modo de moviola, nos deja para nuestro solaz y esparcimiento en estos calurosos días las aportaciones más celebradas.

Paciente lector, que sigues estas estrechas y torcidas líneas, aquí tienes una antología. Piensa que nuestro cronista Tirteafuera seguirá dando fehaciente testimonio de sus pesquisas; considera que él trabaja a la sombra mientras don Quijote y Sancho siguen expuestos a la intemperie del IV Centenario.

Veamos:

Elogio de la libertad

Homenaje a la serena defensa de la libertad por parte de M. de Cervantes.

La sangre se hereda y la virtud se aquista

Ensayo sobre la preeminencia de la virtud sobre el linaje.

Marcela y la libertad individual

Revisión de los ideales pastoriles al servicio de la defensa de valores.

La lección de Alonso Quijano

Homenaje al discurso de inauguración de la Feria del Libro por su acertada visión de la importancia de la Biblioteca Escolar.

BCID 978-2742268

BookCrossing: Un ejemplar de El Quijote liberado en la British Library.

¡Aquí morirá Sansón, y cuantos con él son!

Análisis sobre uno de los artefactos narrativos de El Quijote más interesantes.

Aliquando bonus dormitat Homerus

Dos muestras de la habilidad narrativa de M. de Cervantes.

Porque de la caballería andante <…> todas las cosas iguala.

Paralelismos entre la novela de El Quijote y la película El Reino de los Cielos.

Cuán necio eres tú y cuán discreto soy yo (II, 25)

Sobre la capacidad transformadora del ideal.

Todo era paz entonces, todo amistad, todo concordia.

Sobre la necesidad de la utopía.

Cada día, Sancho <…>, te vas haciendo menos simple y más discreto

Reflexiones desde el texto de M. de Cervantes sobre el final de curso.

/

Posted by Picasa

martes, julio 05, 2005

¡Dios te guíe, valeroso caballero!


/

De los nuevos duques maquinadores de nuevos Clavileños.

En la Parte Segunda, capítulo 41, M. de Cervantes nos propone la historia de Clavileño. Hoy cuando revisamos las programaciones de los actos organizados en torno al IV Centenario nos produce una sensación de lo ya visto, de lo ya leído: don Quijote y Sancho Panza son dos personajes que encarnan la voluntariedad de los principios declarados; en su formulación no hay segundas lecturas, segundas intenciones.

Sin embargo, podemos observar que los comisarios, responsables de ministerios y consejerías de cultura, funcionarios de la cosa ocultan bajo la epidermis del IV Centenario, más allá del homenaje a un hombre desengañado o a un texto programático o unos personajes prototipos de la condición humana, fines menos confesables. Algunas propuestas nos recuerdan el anuncio parodia del Guinnes: alcanzar en un Challanger el polo norte vestido de primera comunión cantando canciones de Jordi Dan. Esta hipérbole es una licencia que Tirteafuera se toma; no le damos la razón del todo, aunque en como lo dice podríamos reconocerle parte de razón si echamos una ojeada a algunos de los actos organizados:

  • Woddy Allen & his the New Orleáns Jazz Band
  • Ruta del Quijote en bicicleta
  • Ruta del vino de don Quijote: 130 kilómetros degustando los mejores vinos de las Denominaciones de Origen La Mancha y Valdepeñas porque a don Quijote le gustaba mucho el vino.
  • John Willians y Elton John en el IV Centenario de la publicación del Quijote
  • Convenios para reproducción, distribución, comunicación pública, transformación, copia privada) y el reparto de esos beneficios a sus titulares con SGAE.
  • La Fura dels Baus y la reinvención de El Quijote: cambia la lectura de los libros de caballería por internet y los juegos de rol.
  • “El Quijote, de marcha”, campamento ambulante en clave cristiana.
  • “Quienes leen el Quijote, son nuestras últimas esperanzas para que la idea de España no muera arruinada por analfabetos y separatistas.” ( Agapito Maestre, en La Libertad Digital)
  • Concierto Quijote hip hop, que se celebrará en la escalinata de la Biblioteca Nacional de Madrid, interpretado por Frank T, La Excepción, Zenit, Korazón Crudo y Dani Pannullo

Comisarios, responsables de ministerios y consejerías de cultura, funcionarios de la cosa son agentes del gigante Malambruno que han hecho que don Quijote y Sancho suban a en este IV Centenario que todos esperamos no sea como el otro caballo de Troya.

Cuando pasen los faustos, por encima de toda manipulación y burla, permanecerá la dignidad de los personajes Quijote y Sancho:

"[...] Y con esto se volvieron a subir en Clavileño, y al subir dijo don Quijote:

­Tapaos, Sancho, y subid, Sancho, que quien de tan lueñes tierras envía por nosotros no será para engañarnos, por la poca gloria que le puede redundar de engañar a quien dél se fía; y, puesto que todo sucediese al revés de lo que imagino, la gloria de haber emprendido esta hazaña no la podrá escurecer malicia alguna."

II, 41

En esta bien trazada y fabricada aventura del IV Centenario, los nuevos duques y sus mayordomos han montado el artificio de los grandes fuelles del marketing para poder recibir extraordinario contento de los beneficios; esperemos que no se agoten los acuíferos y el viaje de don Quijote y Sancho, sin lectores, no se desvanezca solitario.

De tanto hartazgo y alarde de cinismo.

/
Posted by Picasa

domingo, julio 03, 2005

Sancho, amigo, pasad adelante, que habláis hoy de perlas.


/

El diálogo

Ahora que en la Biblioteca Escolar, entre el polvo y el olvido, habitan quienes dejaron memoria de su aprendizaje es buena ocasión para pensar que la propia experiencia también puede enseñarnos: quizá sin planificarlo, quizá de forma helicoidal la propia vida nos ofrece ocasiones en donde aprender.

Lejos de la rutina o de la vorágine del curso, en el leve ritmo acompasado de los días de calor podemos aprender incluso de la experiencia de otros a través de la conversación, de la charla. En esta biblioteca de la memoria podemos recuperar documentos que nos hagan más sabios; sin embargo, para ello tenemos que dejar al margen todos la tecnología que nos idiotiza y aprender a compartir el placer de la plática.

En El Quijote no es difícil encontrar pasajes y más pasajes en donde M. de Cervantes destila la sabiduría de su experiencia acumulada. En pocas palabras atrapa el momento, sugiere la relación entre los personajes, activa lo consabido. Muchos de nuestros usuarios son conscientes de la socarronería, el tabú, la queja, el disimulo y la condescendencia implícitos en tan pocos vocablos:

"[...] -Paréceme, Sancho, que tienes mucho miedo.

-Sí tengo -respondió Sancho-, mas ¿en qué lo echa de ver vuestra merced ahora más que nunca?

-En que ahora más que nunca hueles, y no a ámbar -respondió don Quijote.

-Bien podrá ser -dijo Sancho-, mas yo no tengo la culpa, sino vuestra merced, que me trae a deshoras y por estos no acostumbrados pasos.

-Retírate tres o cuatro allá, amigo -dijo don Quijote (todo esto sin quitarse los dedos de las narices)-, y desde aquí adelante ten más cuenta con tu persona y con lo que debes a la mía; que la mucha conversación que tengo contigo ha engendrado este menosprecio.

-Apostaré -replicó Sancho- que piensa vuestra merced que yo he hecho de mi persona alguna cosa que no deba.

-Peor es meneallo, amigo Sancho -respondió don Quijote."

I, 20

Es a través del diálogo como se comparte sabiduría; sin embargo, este diálogo es tanto más eficaz cuanta mayor inteligencia concurra. Preguntar quién es el maestro y quién es el discípulo cuando la conversación se expande en la diversidad de los temas y se prolonga en distintas ocasiones no tiene sentido. M. de Cervantes, en ocasiones, marca como deudor al personaje Sancho:

"[...] -Cada día, Sancho -dijo don Quijote-, te vas haciendo menos simple y más discreto.

-Sí, que algo se me ha de pegar de la discreción de vuestra merced -respondió Sancho-, que las tierras que de suyo son estériles y secas, estercolándolas y cultivándolas vienen a dar buenos frutos. Quiero decir que la conversación de vuestra merced ha sido el estiércol que sobre la estéril tierra de mi seco ingenio ha caído; la cultivación, el tiempo que ha que le sirvo y comunico; y con esto espero de dar frutos de mí que sean de bendición, tales que no desdigan ni deslicen de los senderos de la buena crianza que vuesa merced ha hecho en el agostado entendimiento mío."

II, 12

"[...] -¿Purgatorio le llamas, Sancho? -dijo don Quijote- Mejor hicieras de llamarle infierno, y aún peor, si hay otra cosa que lo sea.

-"Quien ha infierno -respondió Sancho- nula es retencio ", según he oído decir.

-No entiendo qué quiere decir retencio -dijo don Quijote.

- Retencio es -respondió Sancho- que quien está en el infierno nunca sale dél, ni puede. Lo cual será al revés en vuestra merced,"

I, 25

"[...] -Pues si no me puede entender -respondió Sancho-, no sé cómo lo diga: no sé más, y Dios sea conmigo.

-Ya, ya caigo -respondió don Quijote- en ello: tú quieres decir que eres tan dócil, blando y mañero, que tomarás lo que yo te dijere y pasarás por lo que te enseñare.

-Apostaré yo -dijo Sancho- que desde el emprincipio me caló y me entendió, sino que quiso turbarme, por oírme decir otras docientas patochadas.

-Podrá ser -replicó don Quijote-. Y en efecto ¿qué dice Teresa?

-Teresa dice -dijo Sancho- que ate bien mi dedo con vuestra merced, y que hablen cartas y callen barbas, porque quien destaja no baraja, pues más vale un toma que dos te daré. Y yo digo que el consejo de la mujer es poco, y el que no le toma es loco.

-Y yo lo digo también -respondió don Quijote-. Decid, Sancho amigo, pasad adelante, que habláis hoy de perlas."

II, 7

Sin embargo, incluso en estas ocasiones M. de Cervantes da la brillantez de la réplica al personaje Sancho Panza: podrá ser que su lenguaje sea una herramienta incapaz de contener el pensamiento, pero la inteligencia se desborda hasta encolerizarse porque su contertulio dice no entender sólo por poder contrariarlo. En otras ocasiones, el autor da cancha al personaje desfavorecido por medio de intervenciones en las que se puede observar su superioridad síquica:

"[...] -Señor mío, yo confieso que para ser del todo asno no me falta más de la cola: si vuestra merced quiere ponérmela, yo la daré por bien puesta, y le serviré como jumento todos los días que me quedan de mi vida. Vuestra merced me perdone y se duela de mi mocedad, y advierta que sé poco, y que si hablo mucho, más procede de enfermedad que de malicia; mas quien yerra y se enmienda, a Dios se encomienda."

II, 28

Entre contertulios tan avisados como don Quijote y Sancho Panza no puede faltar la negociación implícita en todo diálogo: a lo largo del texto de El Quijote es abundante la frecuencia de licencias, reconvenciones, consejos, advertencias, perdones; en definitiva, un conjunto normas implícitas y explícitas que facilitan que la comunicación exista y sea una experiencia gratificante:

"[...] -Pregunte vuestra merced lo que quisiere -respondió Sancho-, que a todo daré tan buena salida como tuve la entrada. Pero suplico a vuestra merced, señor mío, que no sea de aquí adelante tan vengativo.

-¿Por qué lo dices, Sancho? -dijo don Quijote.

-Dígolo -respondió Sancho- porque estos palos de agora más fueron por la pendencia que entre los dos trabó el diablo la otra noche que por lo que dije contra mi señora Dulcinea, a quien amo y reverencio como a una reliquia, aunque en ella no lo haya, sólo por ser cosa de vuestra merced.

-No tornes a esas pláticas, Sancho, por tu vida -dijo don Quijote-, que me dan pesadumbre; ya te perdoné entonces, y bien sabes tú que suele decirse: : "A pecado nuevo, penitencia nueva"."

I, 30

"[...] , que de los vasallos leales es decir la verdad a sus señores en su ser y figura propia, sin que la adulación la acreciente o otro vano respeto la disminuya; y quiero que sepas, Sancho, que si a los oídos de los príncipes llegase la verdad desnuda, sin los vestidos de la lisonja, otros siglos correrían, otras edades serían tenidas por más de hierro que la nuestra, que entiendo que de las que ahora se usan es la dorada. Sírvate este advertimiento, Sancho, para que discreta y bienintencionadamente pongas en mis oídos la verdad de las cosas que supieres de lo que te he preguntado.

-Eso haré yo de muy buena gana, señor mío -respondió Sancho-, con condición que vuestra merced no se ha de enojar de lo que dijere, pues quiere que lo diga en cueros, sin vestirlo de otras ropas de aquellas con que llegaron a mi noticia.

-En ninguna manera me enojaré -respondió don Quijote-. Bien puedes, Sancho, hablar libremente y sin rodeo alguno."

II, 2

"[...] -Sancho, Sancho -respondió don Quijote-, tiempos hay de burlar y tiempos donde caen y parecen mal las burlas.

No porque yo diga que ni he visto ni hablado a la señora de mi alma has tú de decir también que ni la has hablado ni visto, siendo tan al revés como sabes."

II, 9

"[...] -Como te conozco, Sancho -respondió don Quijote-, no hago caso de tus palabras. -Ni yo tampoco de las de vuestra merced -replicó Sancho-, siquiera me hiera, siquiera me mate por las que le he dicho, o por las que le pienso decir si en las suyas no se corrige y enmienda."

II, 23

Evidentemente, para que la comunicación exista ha de haber, además de unas reglas compartidas, un reconocimiento mutuo incluso en una situación en la que la variable social puede pretender imponer una relación asimétrica:

"[...] -¡Eso sí, Sancho! -dijo don Quijote-. ¡Encaja, ensarta, enhila refranes, que nadie te va a la mano! ¡Castígame mi madre, y yo trómpogelas! Estoyte diciendo que escuses refranes, y en un instante has echado aquí una letanía dellos, que así cuadran con lo que vamos tratando como por los cerros de Úbeda. Mira, Sancho, no te digo yo que parece mal un refrán traído a propósito; pero cargar y ensartar refranes a trochemoche hace la plática desmayada y baja."

II, 43

Qué no deberíamos hacer para que los usuarios de la Biblioteca Escolar tuvieran un modelo con el que acumular, por medio de la conversación, experiencias de aprendizaje. Quizá la lectura de El Quijote podría enseñarnos. ¡Hay tanta sabiduría derramada en las largas conversaciones de los personajes don Quijote y Sancho!

Posiblemente para ello tendríamos que dejar al margen otros modelos llenos de parloteo: las tertulias radiofónicas, las tertulias de la siesta de los programas rosa, por ejemplo. Posiblemente, también, apagar la televisión, desconectar el móvil y otros cachivaches tecnológicos,...

Tal vez, entonces nos apetezca abrir El Quijote y, a través del diálogo con el autor, aprender, incluso, que el diálogo no es fácil y que para salvaguardarlo también hay que aprender cómo soslayar las propuestas boicoteadoras:

"[...] silencio, le dijo:

-Señor don Quijote, vuestra merced me eche su bendición y me dé licencia, que desde aquí me quiero volver a mi casa y a mi mujer y a mis hijos, con los cuales por lo menos hablaré y departiré todo lo que quisiere; porque querer vuestra merced que vaya con él por estas soledades de día y de noche, y que no le hable cuando me diere gusto, es enterrarme en vida. Si ya quisiera la suerte que los animales hablaran, como hablaban en tiempo de Guisopete, fuera menos mal, porque departiera yo con mi jumento lo que me viniera en gana y con esto pasara mi mala ventura; que es recia cosa, y que no se puede llevar en paciencia, andar buscando aventuras toda la vida, y no hallar sino coces y manteamientos, ladrillazos y puñadas, y, con todo esto, nos hemos de coser la boca, sin osar decir lo que el hombre tiene en su corazón, como si fuera mudo."

I, 25

"[...] -Plega a Dios, Sancho -replicó don Quijote-, que yo te vea mudo antes que me muera. -Al paso que llevamos -respondió Sancho-, antes que vuestra merced se muera estaré yo mascando barro, y entonces podrá ser que esté tan mudo, que no hable palabra hasta la fin del mundo, o por lo menos hasta el día del juicio.

-Aunque eso así suceda, ¡oh Sancho! -respondió don Quijote-, nunca llegará tu silencio a do ha llegado lo que has hablado, hablas y tienes de hablar en tu vida; y más, que está muy puesto en razón natural que primero llegue el día de mi muerte que el de la tuya, y, así, jamás pienso verte mudo, ni aun cuando estés bebiendo o durmiendo, que es lo que puedo encarecer."

II, 20

Los dos pasajes son dos muestras de requerimientos que pretenden anular el convenio implícito en toda conversación. A pesar de ello, bien sabemos que son sólo propuestas del juego que se trae M. de Cervantes: enfadar a los contertulios por divertimento suyo y de los lectores.

/
Posted by Picasa

viernes, julio 01, 2005

Otro Tirteafuera tenemos.


/
¿Qué? ¿De vacaciones?

¿Cuántas veces escucharemos esta pregunta? Sí, de vacaciones, pero llenos de melancolía. Es al final de curso cuando se agudizan las contradicciones, cuando se acentúan las tensiones cuando revisamos las programaciones, cuando escribimos las memorias. ¿Qué queda de todos los propósitos? Y sin buscar la respuesta divagamos entre las líneas de El Quijote, las mismas por las que hemos hecho una lectura gozosa, y se nos arremansa la pesadumbre en los recovecos de la melancolía.

En este pasar las horas de forma cansina, el brío se atempla incluso cuando repasamos los éxitos y los avances realizados en la Biblioteca Escolar. La lectura del texto de M. de Cervantes es la brisa que aviva los rescoldos:

"[...] De mí sé decir que después que soy caballero andante soy valiente, comedido, liberal, bien criado, generoso, cortés, atrevido, blando, paciente, sufridor de trabajos, de prisiones, de encantos; y aunque ha tan poco que me vi encerrado en una jaula como loco, pienso, por el valor de mi brazo, favoreciéndome el cielo y no me siendo contraria la fortuna, en pocos días verme rey de algún reino, adonde pueda mostrar el agradecimiento y liberalidad que mi pecho encierra."

I, 50

Si, también por estas fechas, se definen los planes para próximos cursos. Otras prioridades hacen que se reduzca el reconocimiento horario, de 4 a 3 horas lectivas por la dedicación a la Biblioteca Escolar. Totalmente insuficiente. Nos vemos como don Quijote en la jaula del estrés al tener que responder a unas tareas sin contar con los recursos suficientes. Esta jaula no tiene barrotes de hierro, pero es ese encantamiento que te atenaza la iniciativa, agosta la motivación y dilata la melancolía.

Como siempre el diálogo con el autor reconforta y nos hace más pacientes y sabios:

"[...] -Sábete, Sancho, que no es un hombre más que otro, si no hace más que otro. Todas estas borrascas que nos suceden son señales de que presto ha de serenar el tiempo y han de sucedernos bien las cosas, porque no es posible que el mal ni el bien sean durables, y de aquí se sigue que, habiendo durado mucho el mal, el bien está ya cerca."

I, 18

En otras ocasiones es Sancho quien, aprovechando la intimidad propia del ayudante de cámara, nos obliga a enfrentarnos a nuestras propias percepciones y a sacudirnos la mirada de la bestia que nos paraliza. Sancho, desde la realidad, pretende liberarnos del encantamiento en el que estamos abismados y es el terapeuta que nos ayuda a superar la situación de estrés:

"[...] - ¡Ah - dijo Sancho- ; cogido le tengo! Esto es lo que yo deseaba saber, como al alma y como a la vida. Venga acá, señor: ¿podría negar lo que comúnmente suele decirse por ahí cuando una persona está de mala voluntad: "No sé qué tiene fulano, que ni come, ni bebe, ni duerme, ni responde a propósito a lo que le preguntan, que no parece sino que está encantado"? De donde se viene a sacar que los que no comen, ni beben, ni duermen, ni hacen las obras naturales que yo digo, estos tales están encantados; pero no aquellos que tienen la gana que vuestra merced tiene y que bebe cuando se lo dan, y come cuando lo tiene, y responde a todo aquello que le preguntan.

- Verdad dices, Sancho - respondió don Quijote- , pero ya te he dicho que hay muchas maneras de encantamentos, <...>. De manera que contra el uso de los tiempos no hay que argüir ni de qué hacer consecuencias. Yo sé y tengo para mí que voy encantado, y esto me basta para la seguridad de mi conciencia; que la formaría muy grande si yo pensase que no estaba encantado y me dejase estar en esta jaula, perezoso y cobarde, defraudando el socorro que podría dar a muchos menesterosos y necesitados que de mi ayuda y amparo deben tener a la hora de ahora precisa y estrema necesidad."

I, 49

Pero la mirada de la bestia es tan paralizadora que, a veces, no podemos escuchar la voz de Sancho.

Llegará un momento en que se reconozca la labor de los bibliotecarios escolares. Mientras escampa, don Quijote, en la línea del horizonte, aguija su voluntad y detrás de su estela cuantos escuderos tiene:

"[...] Esto todo será que yo prosiga mi viaje no con aquel contento con que le comencé, sino con toda melancolía y tristeza."

I, 42


/
Posted by Picasa