miércoles, junio 08, 2005

Porque de la caballería andante <…> todas las cosas iguala.


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Y, asiéndole por el brazo, le forzó a que junto dél se sentase.

Fue recogido de los cabreros con buen ánimo; y, habiendo Sancho, lo mejor que pudo, acomodado a Rocinante y a su jumento, se fue tras el olor que despedían de sí ciertos tasajos de cabra que hirviendo al fuego en un caldero estaban; y, aunque él quisiera en aquel mesmo punto ver si estaban en sazón de trasladarlos del caldero al estómago, lo dejó de hacer, porque los cabreros los quitaron del fuego, y, tendiendo por el suelo unas pieles de ovejas, aderezaron con mucha priesa su rústica mesa y convidaron a los dos, con muestras de muy buena voluntad, con lo que tenían. Sentáronse a la redonda de las pieles seis dellos, que eran los que en la majada había, habiendo primero con groseras ceremonias rogado a don Quijote que se sentase sobre un dornajo que vuelto del revés le pusieron. Sentóse don Quijote, y quedábase Sancho en pie para servirle la copa, que era hecha de cuerno. Viéndole en pie su amo, le dijo:

- Porque veas, Sancho, el bien que en sí encierra la andante caballería, y cuán a pique están los que en cualquiera ministerio della se ejercitan de venir brevemente a ser honrados y estimados del mundo, quiero que aquí a mi lado y en compañía desta buena gente te sientes, y que seas una mesma cosa conmigo, que soy tu amo y natural señor; que comas en mi plato y bebas por donde yo bebiere; porque de la caballería andante se puede decir lo mesmo que del amor se dice: que todas las cosas iguala.

I, 11


M. de Cervantes introduce a lo largo de El Quijote un discurso políticamente correcto, de buen rollito; en definitiva, sigue un modelo para mejor parodiarlo. A pesar de la distancia en el tiempo y en los planteamientos estéticos, vemos a M. de Cervantes adelantado con respecto a las propuestas épicas que nos llegan desde el cine.

Recientemente se ha estrenado la película de El Reino de los Cielos; sin ningún esfuerzo podríamos construir paralelismos entre el texto y el guión de la película: el personaje Mariscal de Campo Tiberias lo asociamos al propio M. de Cervantes; entre don Quijote y Balian de Ibelin: "¿Qué hombre que se precie de serlo no quiere mejorar el mundo?"; entre los lectores de El Quijote y todos los hombres que pueden empuñar armas en la defensa de Jerusalén, entre la lectura y la defensa de Jerusalén: "¡Alzaos como caballeros!"; entre el viejo hidalgo y Godofredo de Ibelin: "No eres lo que dicta tu cuna, sino lo que dicta tu corazón."; entre los lectores y espectadores: "¿Sabes que te aguarda en Jerusalén? Un mundo nuevo, jamás se ha podido ver nada igual: allí no eres como naciste, sino como dicta tu interior."; entre don Quijote y el Rey Balduino: "La Jerusalén de tu hermano no estaba aquí, sino en su corazón y en su mente". En este sentido, quizás todos lectores estemos detrás de la definición de cuál es el verdadero Quijote ya que cada lectura es muchas veces la búsqueda de la definición de nuestros ideales.


Este discurso políticamente correcto es ajeno a toda revisión histórica; sin embargo, en ello también coincide con M. de Cervantes ya que la caballería como institución había dejado de estar vigente hacía ya dos siglos. En nuestra opinión, M. de Cervantes compartiría muchas de estas afirmaciones: en medio de la ambigüedad de la parodia del ideal caballeresco, nuestro autor enfatiza valores que en esta nuestra edad de hierro ya no se practican.


M. de Cervantes, para sus contemporáneos, El Quijote, para sus lectores, muestran más allá del fragor de las batallas, una vivencia que nos permita levantarnos como caballeros después de leer el texto. Como en la película, cuando Godofredo entrega su espada a su hijo, también le hace entrega de este sagrado juramento: proteger a los indefensos, salvaguardar la paz y trabajar por la armonía entre las diferentes religiones y culturas, de manera que el reino de los cielos pueda surgir en la tierra.


Sería un gran logro, si con los faustos del IV Centenario consiguiéramos entregar a los lectores de El Quijote el compromiso moral de defender a los débiles.


Posiblemente es esto lo que pretendía nuestro autor M. de Cervantes, pero tenía pocas más opciones que plantear un ideal caballeresco a través de un viejo transido de lecturas arcaizantes a la hora de compaginar su forma de pensar y lo políticamente correcto en la ideología dominante de los Austrias. Poco más que sobrevivir en la parodia, en la ironía.


Por otro lado, en nuestra opinión al guionista William Monahan le diferencian de M. de Cervantes muchas características: por ejemplo, un esquematismo en la lucha del bien y del mal, incluso después de considerar la búsqueda de un equilibrio simétrico de buenos y malos en los bandos cristianos y musulmanes. De todas ellas, sin embargo, le diferecia la visión irónica. El desengaño de Tiberias que se retira a la isla de Creta no es comparable con la doble lectura de los ideales caballerescos propiciada por medio de dos herramientas muy eficaces: los personajes Quijote y Sancho. Veamos la réplica del buen rollito a través del personaje Sancho Panza:

- ¡Gran merced! - dijo Sancho - ; pero sé decir a vuestra merced que, como yo tuviese bien de comer, tan bien y mejor me lo comería en pie y a mis solas como sentado a par de un emperador. Y aun, si va a decir verdad, mucho mejor me sabe lo que como en mi rincón, sin melindres ni respetos, aunque sea pan y cebolla, que los gallipavos de otras mesas donde me sea forzoso mascar despacio, beber poco, limpiarme a menudo, no estornudar ni toser si me viene gana, ni hacer otras cosas que la soledad y la libertad traen consigo. Ansí que, señor mío, estas honras que vuestra merced quiere darme por ser ministro y adherente de la caballería andante, como lo soy siendo escudero de vuestra merced, conviértalas en otras cosas que me sean de más cómodo y provecho; que éstas, aunque las doy por bien recebidas, las renuncio para desde aquí al fin del mundo.

- Con todo eso, te has de sentar; porque a quien se humilla, Dios le ensalza.

Y, asiéndole por el brazo, le forzó a que junto dél se sentase.

I, 11

A pesar de todo, Tiberias sigue bullendo en la memoria y es uno de los personajes que acompañan a Alonso Quijano en su lecho de muerte.


/ Posted by Hello

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