sábado, septiembre 24, 2005

Celebración de la diversidad


/Agradezcamos a M. de Cervantes que en su novela aflore la periferia, la marginalidad, el otro lado

Leer El Quijote es celebrar la diversidad, sostiene Tirteafuera. M. de Cervantes buscó a lo largo de toda su vida el éxito el reconocimiento de su valía personal; para ello, hizo apuestas arriesgadas (alistarse como soldado), apuestas exigentes (mantener la comedia en los cánones clásicos), apuestas diversificadas (la poesía, comisario de abastecimiento). Solo al final obtuvo cierta relevancia que el círculo cerrado de escritores de la época le disputa. Precisamente por todo ello El Quijote ha llegado a ser el tablero sobre el que recomponer la sociedad de principios del XVII; bregando aquí y allá, nuestro autor recoge materiales y referencias que construyen el puzzle social, además de soportar, por otro lado, la declarada intención de parodiar las novelas de caballería.

Agradezcamos a M. de Cervantes que en su novela aflore la periferia, la marginalidad, el otro lado. Por supuesto que no son ensayos sociológicos lo que podemos esperar de nuestro autor, pero sí podemos esperar, frente al discurso oficial y a la ideología dominante, la verificación de que la realidad es más compleja: no todos son castellanos viejos y no solo estos tienen un protagonismo social. Según Tirteafuera, M. de Cervantes reclama visibilidad para la complejidad humana.

Y todo ello como trasfondo de la parodia caricaturesca de un género.

Este tratamiento de la diversidad requiere un soporte que le dé unidad: el tablero es el espacio de horizontes abiertos, de trascendencia existencialista; es La Mancha y los caminos de la vida. En uno de ellos penaban los galeotes, ensartados para su desgracia:

"[...] Con esta licencia, que don Quijote se tomara aunque no se la dieran, se llegó a la cadena, y al primero le preguntó que por qué pecados iba de tan mala guisa. Él le respondió que por enamorado iba de aquella manera.

- ¿Por eso no más? - replicó don Quijote - . Pues, si por enamorados echan a galeras, días ha que pudiera yo estar bogando en ellas.

- No son los amores como los que vuestra merced piensa - dijo el galeote - ; que los míos fueron que quise tanto a una canasta de colar, atestada de ropa blanca, que la abracé conmigo tan fuertemente que, a no quitármela la justicia por fuerza, aún hasta agora no la hubiera dejado de mi voluntad. Fue en fragante, no hubo lugar de tormento; concluyóse la causa, acomodáronme las espaldas con ciento, y por añadidura tres precisos de gurapas, y acabóse la obra.

- ¿Qué son gurapas? - preguntó don Quijote.

- Gurapas son galeras - respondió el galeote.

El cual era un mozo de hasta edad de veinte y cuatro años, y dijo que era natural de Piedrahíta. Lo mesmo preguntó don Quijote al segundo, el cual no respondió palabra, según iba de triste y malencónico; mas respondió por él el primero, y dijo:

- Éste, señor, va por canario; digo, por músico y cantor.

- Pues, ¿cómo - repitió don Quijote - , por músicos y cantores van también a galeras?

- Sí, señor - respondió el galeote - , que no hay peor cosa que cantar en el ansia.

- Antes, he yo oído decir - dijo don Quijote - que quien canta sus males espanta.

- Acá es al revés - dijo el galeote - , que quien canta una vez llora toda la vida.

- No lo entiendo - dijo don Quijote."

I, 22

Estas son voces en El Quijote que, como flashes, dejan constancia de vidas, ramales del camino que nos conducen a otras historias que merecen también ser contadas. Es el libro, todavía sin acabar , de Ginés de Pasamonte, sostiene Tirteafuera. O la vida truncada de Ricote. O la marginalidad de Roque Guinart. Todos ellos han sido convocados a la novela:

"[...] Finalmente, el acabársele el vino fue principio de un sueño que dio a todos, quedándose dormidos sobre las mismas mesas y manteles: solos Ricote y Sancho quedaron alerta, porque habían comido más y bebido menos; y apartando Ricote a Sancho, se sentaron al pie de una haya, dejando a los peregrinos sepultados en dulce sueño, y Ricote, sin tropezar nada en su lengua morisca, en la pura castellana le dijo las siguientes razones:

-Bien sabes, ¡oh Sancho Panza, vecino y amigo mío!, como el pregón y bando que Su Majestad mandó publicar contra los de mi nación puso terror y espanto en todos nosotros:"

II, 54

"[...] Volvió otra vez el caballero que habló a don Quijote y díjole:

-Vuesa merced, señor don Quijote, se venga con nosotros, que todos somos sus servidores y grandes amigos de Roque Guinart.

A lo que don Quijote respondió:

-Si cortesías engendran cortesías, la vuestra, señor caballero, es hija o parienta muy cercana de las del gran Roque. Llevadme do quisiéredes, que yo no tendré otra voluntad que la vuestra, y más si la queréis ocupar en vuestro servicio."

II, 61

Puede ser, tal vez, un capricho de Tirteafuera enlazar en este tema con el episodio del vizcaíno. Pero las antojadizas asociaciones de ideas nos zarandean.

"[...] Todo esto que don Quijote decía escuchaba un escudero de los que el coche acompañaban, que era vizcaíno, el cual, viendo que no quería dejar pasar el coche adelante, sino que decía que luego había de dar la vuelta al Toboso, se fue para don Quijote y, asiéndole de la lanza, le dijo, en mala lengua castellana y peor vizcaína, desta manera:

-Anda, caballero que mal andes; por el Dios que criome, que, si no dejas coche, así te matas como estás ahí vizcaíno.

Entendiole muy bien don Quijote, y con mucho sosiego le respondió:

-Si fueras caballero, como no lo eres, ya yo hubiera castigado tu sandez y atrevimiento, cautiva criatura.

A lo cual replicó el vizcaíno:

-¿Yo no caballero? Juro a Dios tan mientes como cristiano. Si lanza arrojas y espada sacas, ¡el agua cuán presto verás que al gato llevas! Vizcaíno por tierra, hidalgo por mar, hidalgo por el diablo, y mientes que mira si otra dices cosa."

I, 8

Por aquellas fechas los apologistas de la nobleza universal de los vascos, se le antoja a Tirteafuera, podrían encontrarse en la encrucijada con la experiencia de M. de Cervantes. Seguro que a quien ha sufrido la discriminación de la raya invisible de ser o no ser cristiano viejo los discursos que pretenden ser una gatera para gozar de la situación privilegiada le serían difícilmente digeribles; menos digerible le sería la caterva, o la pléyade, de secretarios vascongados instalados en despachos y dependencias oficiales (quizá alguno tuvo que ver con las negativas a las demandas de M. de Cervantes ante la administración)

¿Son este tipo de razones las que justifican el episodio del vizcaíno? Este personaje, si nos atenemos a otras apariciones en textos cervantinos, funciona más como prototipo, nos avisa Tirteafuera. Es un lugar común, un estereotipo, un artefacto más para la parodia. M. de Cervantes pudo extraer de su propia experiencia en el ejercicio de la milicia datos de cómo hablaban los vizcaínos. Sin embargo, si analizamos la mala lengua castellana y peor vizcaína que hace usar al personaje Tirteafuera sólo reconoce la tendencia a colocar el verbo al final de la estructura sintáctica: “Si lanza arrojas y espada sacas” El resto no parece tener que ver con al adstrato lingüístico, y sí justificarse desde un prejuicio lingüístico.

Quizás, si Tirteafuera ha enlazado este episodio con el tema de la celebración de la diversidad en el texto se deba a cierta simpatía que provoca el hecho de que sea el vizcaíno un personaje maltratado por M de Cervantes, como lo es él mismo, Pedro Recio de Tirteafuera, en la Ínsula Barataria. Es, tal vez, el sentimiento de solidaridad de quien se siente desamparado del autor también en los otros, los segregados de esta fiesta, el que ha provocado esta antojadiza asociación de ideas.



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Una experiencia interesante


Gorka Markos Pedroso

No pongas tus sucias manos sobre El Quijote¡ (IV)

"Mi lectura del Quijote no fue casual, la idea de leer este archiconocido libro ya rondaba mi cabeza años atrás y decidí que fuera uno de mis objetivos en la vida, junto con la obra maestra de J.R.R. Tolkien, entre otros famosos libros. Sólo me faltaba un aliciente, el viento que aviva la llama, y ese fue, ni más ni menos que una propuesta de lectura en Lengua. Por desgracia esta propuesta únicamente abarcaba la primera parte de esta estimada obra, con lo cual la segunda parte era opcional, aunque no por ello un inconveniente para disfrutar de su lectura.
Celebramos este año el IV centenario de la obra cúlmen de Cervantes, además de conmemorar los primeros cien años desde la publicación de la teoría de la relatividad de Einstein, entre otros sucesos. Mi lectura, en este caso sí es una coincidencia, ya que mi principal idea se remontaba tiempo atrás, cuando yo desconocía la futura celebración de este centenario y no la esperaba. De todos modos, leyendo el Quijote he aportado mi granito de arena a la celebración
Mi primera impresión al leer la segunda parte de la obra fue algo decepcionante, ya que los primeros capítulos carecían de acción alguna (aunque sí de esencia) y, salvo algunas excepciones, me pareció algo aburrido. Por suerte haber establecido esta lectura como meta me hizo seguir adelante con el libro y fui descubriendo lo que deparaba: largas horas en las que me olvidé del aburrimiento y las que pasé en compañía de Don Quijote y Sancho, en sus diversas y divertidas aventuras. Las mejores, a mi juicio, son la del Caballero de los Espejos; la de los leones (que hizo que Don Quijote dejara de llamarse el Caballero de la Triste Figura pasara a llamarse el Caballero de los Leones), bastante graciosa; las de la ínsula de Sancho, siempre me quedaba con ganas de seguir leyendo; la de la cueva de Montesinos; la del ladrón Roque Guinart y la del Caballero de la Blanca Luna. Pero esta magnífica aventura no se puede reducir a unas entretenidas aventuras, es además un enriquecimiento lector y cultural, además de contener una valiosa “moraleja” o enseñanza
Lo que más me ha llamado la atención es que esta vez Cervantes incluye algo más en este libro, aparte de los principales objetivos de enseñar, entretener, retratar época y costumbres, dar diferentes fines a los personajes… Este nuevo elemento que no se halla en el primer tomo pero sí en el segundo, es la denuncia del falso Quijote de Avellaneda por parte del verdadero autor. Me resultó una propuesta original, adecuada e interesante, ya que Cervantes no la expresa con sus propias palabras (aparte de las corteses palabras del prólogo), sino que lo hace a través de sus personajes de una forma inteligente, cómica e inesperada. Por medio de algunos personajes secundarios se da a conocer el plagio, porque éstos tienen una idea equivocada de la pareja de aventureros por lo que han leído en el falso libro, pero ahí están siempre Don Quijote y Sancho para desmentirlo todo y tachar de mentiroso y “difamador” al escritor
En definitiva, El Quijote ha sido un libro (ambas partes) muy entretenido y con el que he pasado un buen rato. Además no se requiere un gran nivel lector, como algunos creen, para entender el significado denotativo, y a veces el connotivo, sino que es fácil acostumbrarse poco a poco a las expresiones y palabras que ya no se utilizan. Yo creo que todo el mundo debería leerlo por su propia cuenta, que es como mejor se lee un libro, y no de manera obligada. La longitud del libro (sobre todo de la segunda parte) es algo que tampoco debe afectar a la hora de proponerse leerlo, ya que su comicidad lo hace entretenido y llevadero. La segunda parte destaca sobre la primera en la crítica al plagio y en la diversión, porque la “lección de Cervantes siguen en su misma línea, no por ello mala. Lo encuentro uno de los mejores libros, si no el mejor (en cuanto a doble contenido e intención), a lo largo de mi vida. Me hubiese gustado poner alguna cita textual en este caso, para mejorar el texto y concretar más, pero no he tenido mucho tiempo de buscarla."

Gorka Markos Pedroso

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jueves, septiembre 15, 2005

M. de Cervantes, ventrílocuo cansado


/Mecanismos para racionalizar la neutralización de la antítesis

M. de Cervantes a Tirteafuera , y a nosotros, se le antoja un ventrílocuo cansado que confunde los personajes como el ayudante de vestuario de una compañía de muchos actores. ¿O es tan sólo otro artefacto más? A Tirteafuera le divierte el aire altisonante de algunos parlamentos de Sancho Panza y le sorprende que ya en la Primera Parte la antítesis, que tanto ha ayudado a corporeizar la idea de don Quijote y de Sancho, haya quedado neutralizada: el trato, la conversación pausada en los caminos que unen las historias le permiten a M. de Cervantes bromear:

"<…> y oyeron que Sancho Panza, con lágrimas en los ojos, decía:

- ¡Oh flor de la caballería, que con solo un garrotazo acabaste la carrera de tus tan bien gastados años! ¡Oh honra de tu linaje, honor y gloria de toda la Mancha, y aun de todo el mundo, el cual, faltando tú en él, quedará lleno de malhe[c]hores, sin temor de ser castigados de sus malas fechorías! ¡Oh liberal sobre todos los Alejandros, pues por solos ocho meses de servicio me tenías dada la mejor ínsula que el mar ciñe y rodea! ¡Oh humilde con los soberbios y arrogante con los humildes, acometedor de peligros, sufridor de afrentas, enamorado sin causa, imitador de los buenos, azote de los malos, enemigo de los ruines, en fin, caballero andante, que es todo lo que decir se puede!"

I, 52

Dejémos, nos insinúa Tirteafuera, a Sancho conjurando la vida de su señor después de la rara aventura de los deceplinantes: M. de Cervantes sabía que Sancho no había recibido el pago de sus servicios y no era una ocasión que desperdiciar. Observemos cómo el autor gusta de la diversidad de mecanismos para racionalizar la neutralización de la antítesis: en ocasiones, necesita justificar la ruptura de la racionalidad buscando nuevos equilibrios:

"<…> - ¡Válate el diablo por villano - dijo don Quijote - , y qué de discreciones dices a las veces! No parece sino que has estudiado.

- Pues a fe mía que no sé leer - respondió Sancho."

I, 31

La oposición de hidalgo-campesino, letrado-analfabeto, sabio-zafio se inestabiliza para gozo y disfrute del lector al ser una alteración de las convenciones narrativas vigentes hasta ese momento.

En otras ocasiones, sin embargo, M. de Cervantes, el viejo ventrílocuo, busca conformar este dinamismo en el distanciamiento entre iguales. Por eso, son muy significativas, precisamente por la intención cómica que el autor ha puesto en ellas, las conversaciones entre Sancho Panza y Teresa Cascajo: entre iguales, el registro idiomático les cohesiona, y la capacidad de verbalización les distancia. M. de Cervantes nos hace asistir a un fragmento de las conversaciones de marido y mujer; lo que nos es permitido escuchar, avisa Tirteafuera, vislumbra un cambio en las confidencias propias de la avenencia de cada día:

"<…> - No os entiendo, marido - replicó ella - , y no sé qué queréis decir en eso de que os holgáredes, si Dios quisiera, de no estar contento; que, maguer tonta, no sé yo quién recibe gusto de no tenerle.

- Mirad, Teresa - respondió Sancho - : yo estoy alegre porque tengo determinado de volver a servir a mi amo don Quijote, el cual quiere la vez tercera salir a buscar las aventuras; y yo vuelvo a salir con él, porque lo quiere así mi necesidad, junto con la esperanza, que me alegra, de pensar si podré hallar otros cien escudos como los ya gastados, puesto que me entristece el haberme de apartar de ti y de mis hijos; y si Dios quisiera darme de comer a pie enjuto y en mi casa, sin traerme por vericuetos y encrucijadas, pues lo podía hacer a poca costa y no más de quererlo, claro está que mi alegría fuera más firme y valedera, pues que la que tengo va mezclada con la tristeza del dejarte; así que, dije bien que holgara, si Dios quisiera, de no estar contento.

- Mirad, Sancho - replicó Teresa - : después que os hicistes miembro de caballero andante habláis de tan rodeada manera, que no hay quien os entienda."

II, 5

Como advierte Tirteafuera, es particularmente en la Parte Segunda, Capítulo Quinto donde se concentran las anotaciones al margen, añadidas por el Traductor. De nuevo, M. de Cervantes nos sitúa en una sala de espejos y nos sabemos en cuál de se ellos se él refleja:

"<…> (Llegando a escribir el traductor desta historia este quinto capítulo, dice que le tiene por apócrifo, porque en él habla Sancho Panza con otro estilo del que se podía prometer de su corto ingenio, y dice cosas tan sutiles, que no tiene por posible que él las supiese; pero que no quiso dejar de traducirlo, por cumplir con lo que a su oficio debía; y así, prosiguió diciendo:)

<…>

(Por este modo de hablar, y por lo que más abajo dice Sancho, dijo el tradutor desta historia que tenía por apócrifo este capítulo.)

<…>

(Todas estas razones que aquí va diciendo Sancho son las segundas por quien dice el tradutor que tiene por apócrifo este capítulo, que exceden a la capacidad de Sancho. El cual prosiguió diciendo:)"

II, 5

M. de Cervantes es el hacedor de este mundo de refracciones: la conversación de Sancho y Teresa, la crónica del suceso, la traducción del texto, el comentario del editor, el autor envuelven y maravillan al lector.

Dicho esto, Tirteafuera recuerda que los escolares tienen que enfrentarse ellos al texto, que pasaron ya las jornadas de puré y de papilla, que son ellos los que tienen que construir su propio discurso. Bien. Propongámosles la búsqueda de fragmentos en los que se vea la capacidad de M. de Cervantes como gran embaucador; trabajemos con la antítesis, recurso ya mencionado, el Capítulo 11 de la Primera Parte, De lo que le sucedió a don Quijote con unos cabreros; busquemos el eje de oposiciones vigentes en este artefacto narrativo y saquemos conclusiones sobre el grado de expresividad conseguida al hacer compartir el mismo espacio y tiempo a personajes tan diversos en formación, ideales, profesión,…

"<…> No entendían los cabreros aquella jerigonza de escuderos y de caballeros andantes, y no hacían otra cosa que comer y callar y mirar a sus huéspedes, que con mucho donaire y gana embaulaban tasajo como el puño."

I, 11

Propongámosles a los escolares la lectura completa de este capítulo.


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jueves, septiembre 08, 2005

Juego: desde la imagen a la palabra.


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Estamos en fechas de retorno.

Estamos en fechas de retorno. Cada vez más vemos cómo el ciclo anual va llenándose de propuestas de consumo: por estas fechas las agencias publicitarias llenan los cangilones de la noria televisiva de incitaciones al consumo a través de la acumulación de objetos cargados de valor simbólico: recuperar los mejores recuerdos de la infancia a través de las colecciones de Mariquita Pérez – y de su inseparable hermano Juanín-, recuperar los mundos fantásticos de la inocencia con las aventuras del Club de los Cinco, de Enid Blyton, -en el El secreto de Killimooin, por ejemplo-, recuperar la curiosidad con coleccionables del cuerpo humano- un mecano anatómico, divertido a la par que instructivo-, vivir historias ajenas a la rutina diaria en el montaje del más emblemático buque español del sigloXVIII, San Felipe, deleitarse en Soldados de Plomo de la Historia de España nueva edición y, por supuesto, vivir con intensidad el escapismo del día a día en las carreras de Radiocontrol Extreme 100 Kmh - Monta y pilota tu Chrysler Viper GTS-R de competición,… y así hasta raspar.

Mientras recuperamos la normalidad, en la Biblioteca Escolar podemos poco a poco ir recuperando el pulso. De logotipos del IV Centenario están hasta arriba. Seguro. Alguien habrá hecho la ruta del Quijote. Quizá. Les sonará lo del Hip-jote. Una vez vieron en televisión el lugar más acogedor de toda la Mancha, Campo de Criptana. En su pueblo hay una escultura de Sancho Panza. La olla podrida no hay quien se la trague, y no digamos el gigote. Y habrá quién haya leído un fragmento, un capítulo, la Primera Parte, … Es lo que hay.

Para empezar suave podemos proponer a nuestros usuarios que hagan, por supuesto en esta época de retorno no podría ser de otra manera, una colección de cromos. Así combinamos la imagen y la palabra: nos apoyamos en la imagen para ganar la palabra. La propuesta puede ser colectiva, entre todos una colección. Y puede ser digital: en la mediateca en una carpeta compartida de un ordenador podemos plantearles recopilar interpretaciones gráficas de don Quijote y Sancho que enriquezcan el texto. Dependerá del entusiasmo para que haya que regular qué imágenes, qué contenidos.

Toda colección tiene, además, dos componentes: el álbum y la satisfacción de enseñarlo. Podemos complacer a los escolares pidiendo que en un Power Point, o en otra aplicación informática, recopilen para mostrar las imágenes más interesantes.

De todas formas, nosotros también vamos a recuperar una actividad que hemos realizado en años anteriores. Si estáis interesados podéis consultar las comunicaciones anteriores: ¿Tienes éste? y Podemos crear nuestra propia colección, 11/03/2005, en o Con un poco de fantasía, 12/03/2005,

Estas colecciones las puede confeccionar uno mismo. O incluso podemos aprovechar o reciclar propuestas ya realizadas: véase, por ejemplo, Materiales Andersen y Quijote, preparados por el Seminario de Bibliotecas Escolares de Fuenlabrada: coleccionar imágenes, seleccionar textos, de forma que puedan correr parejos estos y aquellas en un mismo álbum o en la mesa, o los materiales con los que trabajamos en la Biblioteca Escolar
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jueves, septiembre 01, 2005

De novelas de caballería y teoría de la comedia


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Rethorica

En las tardes de sopor de las vacaciones, Tirteafuera remeda a don Quijote cuando en la encrucijada deja a Rocinante elegir el camino de la ventura. Tirteafuera, más moderno, con el mando a distancia salta de canal en canal y se da cuenta de que malandrines huecos de cerebro pretenden embaucarnos con el embuste de número de canales en la televisión: la misma zafiedad en cada uno de los temidos encuentros.

Sentimos cierta zozobra cuando advertirnos, porque nos avisa Tirteafuera, que M. de Cervantes hizo en su día una elección personal todavía hoy llena de actualidad y de utilidad pública: algunas de las frases escritas hace cuatrocientos años -¿cuántas veces desde entonces hemos tropezado en la misma piedra?- son de máxima vigencia.

Ante tanta acumulación de películas ajenas de todo discreto artificio, M. de Cervantes nos propone que es en la “verisimilitud y <…> la imitación, en quien consiste la perfeción de lo que se escribe” Cada vez menos el amontonamiento de persecuciones, peleas, robos, chantajes, secuestros, asesinatos, violaciones en la pequeña pantalla suspende los ánimos, o admira, alboroza y entretiene al espectador.

La programación de la televisión no es tanto la consecuencia del mínimo común denominador del público, a mayor cantidad menor exigencia intelectual, tal como propugnaba Félix Lope de Vega en el Arte Nuevo de hacer comedias, sino una carencia de los responsables de programación, en palabras de M. de Cervantes: “Así que no está la falta en el vulgo, que pide disparates, sino en aquellos que no saben representar otra cosa” (1, 48).

Para M. de Cervantes, siguiendo la opinión de Tulio, las comedias “que ahora se representan son espejos de disparates, ejemplos de necedades e imágenes de lascivia” mientras deberían ser espejo de la vida humana, ejemplo de las costumbres y imagen de la verdad, (I, 48). ¿Qué opinión le merecería Pasión de gavilanes, por poner un ejemplo? ¿Es esta la utilidad pública exigible a los medios de comunicación? M. de Cervantes lo tenía mucho más claro que nosotros, sostiene Tirteafuera:”porque todos son instrumentos de hacer un gran bien a la república, poniéndonos un espejo a cada paso delante, donde se veen al vivo las acciones de la vida humana, y ninguna comparación hay que más al vivo nos represente lo que somos y lo que habemos de ser como la comedia y los comediantes” (II, 12)

Más que lo que somos y deberíamos ser en reality show, en series de televisión y en películas de género hay una exposición hiperbólica, continuada, de lo que es más excepcional y oscuro en la condición humana. Frente a la serenidad que nos ofrece M. de Cervantes estamos ante una propuesta de vorágine: nunca será suficiente la violencia, siempre será posible acumular mayor intensidad en la barbarie.

Quizá, sería mejor dejar a la consideración de los usuarios de la Biblioteca Escolar que sean ellos los que lean, hagan inferencias y saquen conclusiones. Tirteafuera es de la opinión de que las papillas cumplieron su función y, por tanto, hay que dar a los lectores la oportunidad de ampliar su autonomía enfrentándoles a textos de gradual complejidad que ellos tienen que aprender a digerir; sostiene igualmente que hay que, obviando los sucedáneos, dirigirse a las fuentes primarias.

Por consiguiente, aquí tenéis, inteligentísimos lectores, estímulo para la inteligencia, acicate para la reflexión, espuela para la autonomía, aguijón en el esfuerzo, aliciente intelectual y sosiego para el ánimo:

Cuando dice libros de caballerías podéis pensar en novelas de terror, por ejemplo, o en películas de aventuras:

"[...] Hanse de casar las fábulas mentirosas con el entendimiento de los que las leyeren, escribiéndose de suerte que facilitando los imposibles, allanando las grandezas, suspendiendo los ánimos, admiren, suspendan, alborocen y entretengan, de modo que anden a un mismo paso la admiración y la alegría juntas; y todas estas cosas no podrá hacer el que huyere de la verisimilitud y de la imitación, en quien consiste la perfeción de lo que se escribe. No he visto ningún libro de caballerías que haga un cuerpo de fábula entero con todos sus miembros, de manera que el medio corresponda al principio, y el fin al principio y al medio, sino que los componen con tantos miembros, que más parece que llevan intención a formar una quimera o un monstruo que a hacer una figura proporcionada. Fuera desto, son en el estilo duros; en las hazañas, increíbles; en los amores, lascivos; en las cortesías, malmirados; largos en las batallas, necios en las razones, disparatados en los viajes, y, finalmente, ajenos de todo discreto artificio y por esto dignos de ser desterrados de la república cristiana, como a gente inútil.

El cura le estuvo escuchando con grande atención, y pareciole hombre de buen entendimiento y que tenía razón en cuanto decía, y, así, le dijo que por ser él de su mesma opinión y tener ojeriza a los libros de caballerías había quemado todos los de don Quijote, que eran muchos. Y contole el escrutinio que dellos había hecho, y los que había condenado al fuego y dejado con vida, de que no poco se rió el canónigo, y dijo que, con todo cuanto mal había dicho de tales libros, hallaba en ellos una cosa buena, que era el sujeto que ofrecían para que un buen entendimiento pudiese mostrarse en ellos, porque daban largo y espacioso campo por donde sin empacho alguno pudiese correr la pluma, describiendo naufragios, tormentas, rencuentros y batallas, pintando un capitán valeroso con todas las partes que para ser tal se requieren, mostrándose prudente previniendo las astucias de sus enemigos."

I, 47

Igualmente, cuando leáis comedia, podéis traducir tranquilamente como series de televisión, culebrones, etc.

"[...] todos cuantos las oyeron, así simples como prudentes, así del vulgo como de los escogidos, y dieron más dineros a los representantes ellas tres solas que treinta de las mejores que después acá se han hecho?". "Sin duda -respondió el autor que digo- que debe de decir vuestra merced por La Isabela, La Filis y La Alejandra." "Por ésas digo -le repliqué yo-, y mirad si guardaban bien los preceptos del arte, y si por guardarlos dejaron de parecer lo que eran y de agradar a todo el mundo. Así que no está la falta en el vulgo, que pide disparates, sino en aquellos que no saben representar otra cosa. Sí, que no fue disparate La ingratitud vengada , ni le tuvo La Numancia , ni se le halló en la del Mercader amante , ni menos en La enemiga favorable, ni en otras algunas que de algunos entendidos poetas han sido compuestas, para fama y renombre suyo y para ganancia de los que las han representado". Y otras cosas añadí a éstas, con que a mi parecer le dejé algo confuso, pero no satisfecho ni convencido para sacarle de su errado pensamiento.

-En materia ha tocado vuestra merced, señor canónigo -dijo a esta sazón el cura-, que ha despertado en mí un antiguo rancor que tengo con las comedias que agora se usan, tal, que iguala al que tengo con los libros de caballerías; porque habiendo de ser la comedia, según le parece a Tulio, espejo de la vida humana, ejemplo de las costumbres y imagen de la verdad, las que ahora se representan son espejos de disparates, ejemplos de necedades e imágenes de lascivia. Porque ¿qué mayor disparate puede ser en el sujeto que tratamos que salir un niño en mantillas en la primera scena del primer acto, y en la segunda salir ya hecho hombre barbado? ¿Y qué mayor que pintarnos un viejo valiente y un mozo cobarde, un lacayo rectórico, un paje consejero, un rey ganapán y una princesa fregona? ¿Qué diré, pues, de la observancia que guardan en los tiempos en que pueden o podían suceder las acciones que representan, sino que he visto comedia que la primera jornada comenzó en Europa, la segunda en Asia, la tercera se acabó en África, y aun, si fuera de cuatro jornadas, la cuarta acababa en América, y, así, se hubiera hecho en todas las cuatro partes del mundo? Y si es que la imitación es lo principal que ha de tener la comedia, ¿cómo es posible que satisfaga a ningún mediano entendimiento que, fingiendo una acción que pasa en tiempo del rey Pepino y Carlomagno, el mismo que en ella hace la persona principal le atribuyan que fue el emperador Heraclio, que entró con la Cruz en Jerusalén, y el que ganó la Casa Santa, como Godofre de Bullón, habiendo infinitos años de lo uno a lo otro; y fundándose la comedia sobre cosa fingida, atribuirle verdades de historia y mezclarle pedazos de otras sucedidas a diferentes personas y tiempos, y esto no con trazas verisímiles, sino con patentes errores, de todo punto inexcusables?"

I, 48

"[...] -Así es verdad -replicó don Quijote-, porque no fuera acertado que los atavíos de la comedia fueran finos, sino fingidos y aparentes, como lo es la mesma comedia, con la cual quiero, Sancho, que estés bien, teniéndola en tu gracia, y por el mismo consiguiente a los que las representan y a los que las componen, porque todos son instrumentos de hacer un gran bien a la república, poniéndonos un espejo a cada paso delante, donde se veen al vivo las acciones de la vida humana, y ninguna comparación hay que más al vivo nos represente lo que somos y lo que habemos de ser como la comedia y los comediantes."

II, 12

Si os animáis, podéis ir un poco más allá: ¿Por qué no buscar información sobre los títulos que se mencionan en los textos? Y un poco más difícil, ¿por qué no contrastamos la opinión de M. de Cervantes sobre la comedia con la que reflejó Lope de Vega en Arte Nuevo de hacer comedias?



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