lunes, junio 06, 2005

Rearme moral


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Andando más los tiempos y creciendo más la malicia, se instituyó la orden de los caballeros andantes.

M. de Cervantes, en la ambigüedad calculada de la ironía y al amparo de la parodia de las novelas de caballería, va destilando en el texto la síntesis de su propia experiencia: “en estos tan calamitosos tiempos”, o “y agora, en estos nuestros detestables siglos” quizás podamos encontrar la lucidez de aquel que ejerció la virtud y no fue recompensado. El personaje don Quijote sería una herramienta eficaz para trasmitir al lector la conciencia del abismo entre la realidad y la apariencia: frente a los detentadores de sentido en el discurso oficial, la crítica se ampara en la locura para poder ser libre. Don Quijote es, por tanto, el instrumento transmisor de los valores de un modelo de sociedad ajustado a la ética humanística; es en nuestra opinión la forma que tiene M. de Cervantes de superar la contradicción que ha sufrido a lo largo de su vida entre el valor y el precio, entre la virtud y el éxito.


La actualización de la necesidad de un rearme moral hoy lo podemos encontrar en aquellas personas que comparten su tiempo y sus conocimientos en socorrer a los débiles: huérfanos, doncellas, viudas, menesterosos, en palabras de M. de Cervantes:


[..] Salí de mi patria, empeñé mi hacienda, dejé mi regalo y entregueme en los brazos de la fortuna, que me llevasen donde más fuese servida. Quise resucitar la ya muerta andante caballería, y ha muchos días que tropezando aquí, cayendo allí, despeñándome acá y levantándome acullá, he cumplido gran parte de mi deseo, socorriendo viudas , amparando doncellas y favoreciendo casadas, huérfanos y pupilos, propio y natural oficio de caballeros andantes;"

II, 16


[..] Y, así, me voy por estas soledades y despoblados buscando las aventuras, con ánimo deliberado de ofrecer mi brazo y mi persona a la más peligrosa que la suerte me deparare, en ayuda de los flacos y menesterosos .

Por estas razones que dijo acabaron de enterarse los caminantes que era don Quijote falto de juicio y del género de locura."

I, 13


Tal vez la locura en que se ampara M. de Cervantes nos sirva de excusa para distanciarnos del compromiso de solidaridad para con los débiles. Los miembros de las ONGs son quijotes ( y aquí, en la ambigüedad, quizá, predomine el sentido peyorativo de la palabra).


De todas formas ¿las ONGs son hoy la nueva orden de caballería? Muchos lo han querido ver así. En muchas ocasiones a la persona que dedica su tiempo de vacaciones a desarrollar un proyecto en Sudamérica o en África le empuja el deseo de aventura, pero sobre todo el sentirse útil sirviendo a los demás; en muchas ocasiones, el joven que pasa largas temporadas en una comunidad desasistida quizá busque acumular experiencia, pero también está respondiendo a una necesidad propia. No tanto sus palabras, y mucho más sus obras, están transmitiéndonos la perentoria necesidad de un rearme moral. Son quijotes, en acepción positiva del término.


Para aceptar el testimonio de los cooperantes, tenemos que tener conciencia de que los valores que guían nuestros actos van degenerando: no son los que se dicen, no son los que estaban vigentes. M. de Cervantes nos lo recuerda con frecuencia a lo largo del texto:


[..] toda la vida y milagros de nuestro famoso español don Quijote de la Mancha, luz y espejo de la caballería manchega, y el primero que en nuestra edad y en estos tan calamitosos tiempos se puso al trabajo y ejercicio de las andantes armas, y al de desfacer agravios, socorrer viudas, amparar doncellas, <...>

doncella hubo en los pasados tiempos que, al cabo de ochenta años, que en todos ellos no durmió un día debajo de tejado, y se fue tan entera a la sepultura como la madre que la había parido."

I, 9


[..] Y agora, en estos nuestros detestables siglos, no está segura ninguna, aunque la oculte y cierre otro nuevo laberinto como el de Creta; porque allí, por los resquicios o por el aire, con el celo de la maldita solicitud, se les entra la amorosa pestilencia y les hace dar con todo su recogimiento al traste.<...>


Para cuya seguridad, andando más los tiempos y creciendo más la malicia, se instituyó la orden de los caballeros andantes, para defender las doncellas, amparar las viudas y socorrer a los huérfanos y a los menesterosos. Desta orden soy yo, hermanos cabreros,"

I; 11


Como podemos observar en la cita siguiente distingue a los caballeros-cooperantes según el grado de implicación y la pureza del compromiso:


[..] Yo, señor barbero, <...>: sólo me fatigo por dar a entender al mundo en el error en que está en no renovar en sí el felicísimo tiempo donde campeaba la orden de la andante caballería. Pero no es merecedora la depravada edad nuestra de gozar tanto bien como el que gozaron las edades donde los andantes caballeros tomaron a su cargo y echaron sobre sus espaldas la defensa de los reinos, el amparo de las doncellas, el socorro de los huérfanos y pupilos, el castigo de los soberbios y el premio de los humildes. Los más de los caballeros que agora se usan, antes les crujen los damascos, los brocados y otras ricas telas de que se visten, que la malla con que se arman; ya no hay caballero que duerma en los campos, sujeto al rigor del cielo, armado de todas armas desde los pies a la cabeza; y ya no hay quien, sin sacar los pies de los estribos, arrimado a su lanza, sólo procure descabezar, como dicen, el sueño, como lo hacían los caballeros andantes. Ya no hay ninguno que saliendo deste bosque entre en aquella montaña, y de allí pise una estéril y desierta playa del mar, las más veces proceloso y alterado, y hallando en ella y en su orilla un pequeño batel sin remos, vela, mástil ni jarcia alguna, con intrépido corazón se arroje en él, entregándose a las implacables olas del mar profundo, que ya le suben al cielo y ya le bajan al abismo,"

II, 1

Esta ambigüedad calculada ampara también al autor:


[..] y persuadiese a este caballero que no tenga más tiempo encogida y detenida la fuerza de su valeroso brazo y la bondad de su ánimo valentísimo, porque defrauda con su tardanza el derecho de los tuertos, el amparo de los huérfanos, la honra de las doncellas, el favor de las viudas y el arrimo de las casadas, y otras cosas deste jaez, que tocan, atañen, dependen y son anejas a la orden de la caballería andante."

II, 7



La actualidad de El Quijote tiene múltiples ámbitos; sin embargo, su actualización empieza en la lectura; es la condición indispensable para vivir el texto. En la misma proposición de M. de Cervantes quien ha leído el texto puede encontrar el camino del compromiso y también la desviación que nos libera de ser quijotes. La elección, de nuevo, está en El Quijote:


[..] La senda de la virtud es muy estrecha, y el camino del vicio, ancho y espacioso; y sé que sus fines y paraderos son diferentes, porque el del vicio, dilatado y espacioso, acaba en muerte, y el de la virtud, angosto y trabajoso, acaba en vida."

II, 42


Ante la propuesta de M. de Cervantes a través del texto y el testimonio de los cooperantes, siempre podremos tropezar con la piedra de quienes, con aire de superioridad, despectivamente sentencien: ¡Panojos!
Y entre orejeras siguen detrás de la zanahoria la vía expedita de la sociedad de consumo que nos presenta objetos como sucedáneos de valores.

/ Posted by Hello

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