domingo, abril 10, 2005

Marcela y la libertad individual




"Yo nací libre, y para poder vivir libre escogí la soledad de los campos."

A través de la defensa del individuo M. de Cervantes propugna la defensa de la capacidad de decidir en la mujer:

Al leer
El Quijote
, encontramos episodios que no dejan de sorprendernos porque detrás advertimos los valores de quien lo escribió. Si nos situamos a principios de siglo XVII nos llamará la atención la historia de Marcela: a través de ella, aflora la defensa de la libertad individual desde un personaje femenino.


Leamos el texto: a pesar del tributo que el autor hace a la literatura pastoril y a pesar del contexto idealizado propio de los amores bucólicos, detrás de la tensión emocional del personaje Marcela, M. de Cervantes argumenta que no hay dependencia ni necesidad de correspondencia a aquellos que nos aman.


[...] - No vengo, ¡oh Ambrosio!, a ninguna cosa de las que has dicho - respondió Marcela- , sino a volver por mí misma, y a dar a entender cuán fuera de razón van todos aquellos que de sus penas y de la muerte de Grisóstomo me culpan; y así, ruego a todos los que aquí estáis me estéis atentos, que no será menester mucho tiempo ni gastar muchas palabras para persuadir una verdad a los discretos.?

[...] »Hízome el cielo, según vosotros decís, hermosa, y de tal manera que, sin ser poderosos a otra cosa, a que me améis os mueve mi hermosura; y, por el amor que me mostráis, decís, y aun queréis, que esté yo obligada a amaros. Yo conozco, con el natural entendimiento que Dios me ha dado, que todo lo hermoso es amable; mas no alcanzo que, por razón de ser amado, esté obligado lo que es amado por hermoso a amar a quien le ama. [...].

»Yo nací libre, y para poder vivir libre escogí la soledad de los campos. Los árboles destas montañas son mi compañía, las claras aguas destos arroyos mis espejos; con los árboles y con las aguas comunico mis pensamientos y hermosura. Fuego soy apartado y espada puesta lejos. A los que he enamorado con la vista he desengañado con las palabras. Y si los deseos se sustentan con esperanzas, no habiendo yo dado alguna a Grisóstomo ni a otro alguno, el fin de ninguno dellos bien se puede decir que antes le mató su porfía que mi crueldad. [...]
» [...] Yo, como sabéis, tengo riquezas propias y no codicio las ajenas; tengo libre condición y no gusto de sujetarme: ni quiero ni aborrezco a nadie. No engaño a éste ni solicito aquél, ni burlo con uno ni me entretengo con el otro. La conversación honesta de las zagalas destas aldeas y el cuidado de mis cabras me entretiene. Tienen mis deseos por término estas montañas, y si de aquí salen, es a contemplar la hermosura del cielo, pasos con que camina el alma a su morada primera.»
Y, en diciendo esto, sin querer oír respuesta alguna, volvió las espaldas y se entró por lo más cerrado de un monte que allí cerca estaba, dejando admirados, tanto de su discreción como de su hermosura, a todos los que allí estaban. [...]"
I,13



La imagen la hemos tamado de La imagen del Quijote en el mundo , de C. Alvar, J. M. Lucía Megias y otros, Lunwer Editores, Barcelona, 2004, ps. 259.


 Posted by Hello

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