jueves, septiembre 01, 2005

De novelas de caballería y teoría de la comedia


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Rethorica

En las tardes de sopor de las vacaciones, Tirteafuera remeda a don Quijote cuando en la encrucijada deja a Rocinante elegir el camino de la ventura. Tirteafuera, más moderno, con el mando a distancia salta de canal en canal y se da cuenta de que malandrines huecos de cerebro pretenden embaucarnos con el embuste de número de canales en la televisión: la misma zafiedad en cada uno de los temidos encuentros.

Sentimos cierta zozobra cuando advertirnos, porque nos avisa Tirteafuera, que M. de Cervantes hizo en su día una elección personal todavía hoy llena de actualidad y de utilidad pública: algunas de las frases escritas hace cuatrocientos años -¿cuántas veces desde entonces hemos tropezado en la misma piedra?- son de máxima vigencia.

Ante tanta acumulación de películas ajenas de todo discreto artificio, M. de Cervantes nos propone que es en la “verisimilitud y <…> la imitación, en quien consiste la perfeción de lo que se escribe” Cada vez menos el amontonamiento de persecuciones, peleas, robos, chantajes, secuestros, asesinatos, violaciones en la pequeña pantalla suspende los ánimos, o admira, alboroza y entretiene al espectador.

La programación de la televisión no es tanto la consecuencia del mínimo común denominador del público, a mayor cantidad menor exigencia intelectual, tal como propugnaba Félix Lope de Vega en el Arte Nuevo de hacer comedias, sino una carencia de los responsables de programación, en palabras de M. de Cervantes: “Así que no está la falta en el vulgo, que pide disparates, sino en aquellos que no saben representar otra cosa” (1, 48).

Para M. de Cervantes, siguiendo la opinión de Tulio, las comedias “que ahora se representan son espejos de disparates, ejemplos de necedades e imágenes de lascivia” mientras deberían ser espejo de la vida humana, ejemplo de las costumbres y imagen de la verdad, (I, 48). ¿Qué opinión le merecería Pasión de gavilanes, por poner un ejemplo? ¿Es esta la utilidad pública exigible a los medios de comunicación? M. de Cervantes lo tenía mucho más claro que nosotros, sostiene Tirteafuera:”porque todos son instrumentos de hacer un gran bien a la república, poniéndonos un espejo a cada paso delante, donde se veen al vivo las acciones de la vida humana, y ninguna comparación hay que más al vivo nos represente lo que somos y lo que habemos de ser como la comedia y los comediantes” (II, 12)

Más que lo que somos y deberíamos ser en reality show, en series de televisión y en películas de género hay una exposición hiperbólica, continuada, de lo que es más excepcional y oscuro en la condición humana. Frente a la serenidad que nos ofrece M. de Cervantes estamos ante una propuesta de vorágine: nunca será suficiente la violencia, siempre será posible acumular mayor intensidad en la barbarie.

Quizá, sería mejor dejar a la consideración de los usuarios de la Biblioteca Escolar que sean ellos los que lean, hagan inferencias y saquen conclusiones. Tirteafuera es de la opinión de que las papillas cumplieron su función y, por tanto, hay que dar a los lectores la oportunidad de ampliar su autonomía enfrentándoles a textos de gradual complejidad que ellos tienen que aprender a digerir; sostiene igualmente que hay que, obviando los sucedáneos, dirigirse a las fuentes primarias.

Por consiguiente, aquí tenéis, inteligentísimos lectores, estímulo para la inteligencia, acicate para la reflexión, espuela para la autonomía, aguijón en el esfuerzo, aliciente intelectual y sosiego para el ánimo:

Cuando dice libros de caballerías podéis pensar en novelas de terror, por ejemplo, o en películas de aventuras:

"[...] Hanse de casar las fábulas mentirosas con el entendimiento de los que las leyeren, escribiéndose de suerte que facilitando los imposibles, allanando las grandezas, suspendiendo los ánimos, admiren, suspendan, alborocen y entretengan, de modo que anden a un mismo paso la admiración y la alegría juntas; y todas estas cosas no podrá hacer el que huyere de la verisimilitud y de la imitación, en quien consiste la perfeción de lo que se escribe. No he visto ningún libro de caballerías que haga un cuerpo de fábula entero con todos sus miembros, de manera que el medio corresponda al principio, y el fin al principio y al medio, sino que los componen con tantos miembros, que más parece que llevan intención a formar una quimera o un monstruo que a hacer una figura proporcionada. Fuera desto, son en el estilo duros; en las hazañas, increíbles; en los amores, lascivos; en las cortesías, malmirados; largos en las batallas, necios en las razones, disparatados en los viajes, y, finalmente, ajenos de todo discreto artificio y por esto dignos de ser desterrados de la república cristiana, como a gente inútil.

El cura le estuvo escuchando con grande atención, y pareciole hombre de buen entendimiento y que tenía razón en cuanto decía, y, así, le dijo que por ser él de su mesma opinión y tener ojeriza a los libros de caballerías había quemado todos los de don Quijote, que eran muchos. Y contole el escrutinio que dellos había hecho, y los que había condenado al fuego y dejado con vida, de que no poco se rió el canónigo, y dijo que, con todo cuanto mal había dicho de tales libros, hallaba en ellos una cosa buena, que era el sujeto que ofrecían para que un buen entendimiento pudiese mostrarse en ellos, porque daban largo y espacioso campo por donde sin empacho alguno pudiese correr la pluma, describiendo naufragios, tormentas, rencuentros y batallas, pintando un capitán valeroso con todas las partes que para ser tal se requieren, mostrándose prudente previniendo las astucias de sus enemigos."

I, 47

Igualmente, cuando leáis comedia, podéis traducir tranquilamente como series de televisión, culebrones, etc.

"[...] todos cuantos las oyeron, así simples como prudentes, así del vulgo como de los escogidos, y dieron más dineros a los representantes ellas tres solas que treinta de las mejores que después acá se han hecho?". "Sin duda -respondió el autor que digo- que debe de decir vuestra merced por La Isabela, La Filis y La Alejandra." "Por ésas digo -le repliqué yo-, y mirad si guardaban bien los preceptos del arte, y si por guardarlos dejaron de parecer lo que eran y de agradar a todo el mundo. Así que no está la falta en el vulgo, que pide disparates, sino en aquellos que no saben representar otra cosa. Sí, que no fue disparate La ingratitud vengada , ni le tuvo La Numancia , ni se le halló en la del Mercader amante , ni menos en La enemiga favorable, ni en otras algunas que de algunos entendidos poetas han sido compuestas, para fama y renombre suyo y para ganancia de los que las han representado". Y otras cosas añadí a éstas, con que a mi parecer le dejé algo confuso, pero no satisfecho ni convencido para sacarle de su errado pensamiento.

-En materia ha tocado vuestra merced, señor canónigo -dijo a esta sazón el cura-, que ha despertado en mí un antiguo rancor que tengo con las comedias que agora se usan, tal, que iguala al que tengo con los libros de caballerías; porque habiendo de ser la comedia, según le parece a Tulio, espejo de la vida humana, ejemplo de las costumbres y imagen de la verdad, las que ahora se representan son espejos de disparates, ejemplos de necedades e imágenes de lascivia. Porque ¿qué mayor disparate puede ser en el sujeto que tratamos que salir un niño en mantillas en la primera scena del primer acto, y en la segunda salir ya hecho hombre barbado? ¿Y qué mayor que pintarnos un viejo valiente y un mozo cobarde, un lacayo rectórico, un paje consejero, un rey ganapán y una princesa fregona? ¿Qué diré, pues, de la observancia que guardan en los tiempos en que pueden o podían suceder las acciones que representan, sino que he visto comedia que la primera jornada comenzó en Europa, la segunda en Asia, la tercera se acabó en África, y aun, si fuera de cuatro jornadas, la cuarta acababa en América, y, así, se hubiera hecho en todas las cuatro partes del mundo? Y si es que la imitación es lo principal que ha de tener la comedia, ¿cómo es posible que satisfaga a ningún mediano entendimiento que, fingiendo una acción que pasa en tiempo del rey Pepino y Carlomagno, el mismo que en ella hace la persona principal le atribuyan que fue el emperador Heraclio, que entró con la Cruz en Jerusalén, y el que ganó la Casa Santa, como Godofre de Bullón, habiendo infinitos años de lo uno a lo otro; y fundándose la comedia sobre cosa fingida, atribuirle verdades de historia y mezclarle pedazos de otras sucedidas a diferentes personas y tiempos, y esto no con trazas verisímiles, sino con patentes errores, de todo punto inexcusables?"

I, 48

"[...] -Así es verdad -replicó don Quijote-, porque no fuera acertado que los atavíos de la comedia fueran finos, sino fingidos y aparentes, como lo es la mesma comedia, con la cual quiero, Sancho, que estés bien, teniéndola en tu gracia, y por el mismo consiguiente a los que las representan y a los que las componen, porque todos son instrumentos de hacer un gran bien a la república, poniéndonos un espejo a cada paso delante, donde se veen al vivo las acciones de la vida humana, y ninguna comparación hay que más al vivo nos represente lo que somos y lo que habemos de ser como la comedia y los comediantes."

II, 12

Si os animáis, podéis ir un poco más allá: ¿Por qué no buscar información sobre los títulos que se mencionan en los textos? Y un poco más difícil, ¿por qué no contrastamos la opinión de M. de Cervantes sobre la comedia con la que reflejó Lope de Vega en Arte Nuevo de hacer comedias?



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