lunes, noviembre 14, 2005

Ficción vs. información, deleitar vs. intruir, derecho vs. deber


Dicotomías en la promoción de la lectura

Por qué El Quijote es un texto tan libresco se pregunta Tirteafuera; por qué este texto de M. de Cervantes se ceba de los libros; por qué don Quijote es el sueño de un anodino y anónimo hidalgo. ¿Por qué? La respuesta Tirteafuera quiere buscarla en el autor: ¿qué empuja a M. de Cervantes a leer? El afán de saber, la búsqueda de materiales para una parodia, el placer de perderse en otros mundos para componerse a sí mismo, la demanda del reconocimiento de los iniciados, la exploración de respuestas a preguntas acuciantes,

En este aspecto es interesante la enumeración de las distintas motivaciones para la lectura que nuestro autor recoge en el capítulo 32 de la Primera Parte:

"<...>, y que tengo ahí dos o tres dellos (libros), con otros papeles, que verdaderamente me han dado la vida, no sólo a mí, sino a otros muchos. Porque cuando es tiempo de la siega, se recogen aquí las fiestas muchos segadores, y siempre hay algunos que saben leer , el cual coge uno destos libros en las manos, y rodeámonos dél más de treinta y estámosle escuchando con tanto gusto, que nos quita mil canas. A lo menos, de mí sé decir que cuando oyo decir aquellos furibundos y terribles golpes que los caballeros pegan, que me toma gana de hacer otro tanto, y que querría estar oyéndolos noches y días.

-Y yo ni más ni menos -dijo la ventera-, porque nunca tengo buen rato en mi casa sino aquel que vos estáis escuchando leer , que estáis tan embobado, que no os acordáis de reñir por entonces.

-Así es la verdad -dijo Maritornes-, y a buena fe que yo también gusto mucho de oír aquellas cosas, que son muy lindas, y más cuando cuentan que se está la otra señora debajo de unos naranjos abrazada con su caballero, y que les está una dueña haciéndoles la guarda, muerta de envidia y con mucho sobresalto. Digo que todo esto es cosa de mieles.

-Y a vos ¿qué os parece, señora doncella? -dijo el cura, hablando con la hija del ventero. -No sé, señor, en mi ánima -respondió ella-. También yo lo escucho, y en verdad que aunque no lo entiendo, que recibo gusto en oíllo; pero no gusto yo de los golpes de que mi padre gusta, sino de las lamentaciones que los caballeros hacen cuando están ausentes de sus señoras, que en verdad que algunas veces me hacen llorar, de compasión que les tengo."

I, 32

… Si M. de Cervantes lee, esta inclinación transpira en sus personajes, en sus historias. El texto de El Quijote es el camino de vuelta de todo lo vivido y de todo lo leído.

¿Qué es don Quijote sin la lectura? Su biblioteca es su voluntad de ser; las hojas de sus libros, las alas que remontan la rutina y el anonimato. La vida de don Quijote trasciende a Alonso Quijano en la constancia que ha vivido, como M. de Cervantes en la meticulosidad de los prólogos a sus libros: que estos libros pronuncien mi nombre, guarden mi memoria, parece apuntillar M. de Cervantes. De todo ello, don Quijote es el espíritu libre que conquista para el autor la celebración de su vida en los lectores; y el texto de la novela, el territorio mausoleo en el que se guarda su memoria.

Vaya todo este preámbulo como justificación de la importancia de la lectura y del texto ya que, aunque no declarado, el tema de esta nueva entrada en la bitácora, como ya habrás intuido, avispado lector, parece que tiene que ver con la promoción de la lectura. Tirteafuera sigue en su plan trazado. A machamartillo:

Veamos, nos anima Tirteafuera, aunque sea con las cifras de la estadística cuál es la significatividad del campo semántico /libro/ y /lectura/ en El Quijote:

  • lector 9
  • lee 9
  • leedle 1
  • leelde 1
  • leella 2
  • leellas 1
  • leelle 1
  • leellos 1
  • leemos 1
  • leen 1
  • leer 66
  • leeré 1
  • leería 1
  • leerla 6
  • leerle 1
  • leerlos 1
  • novela 19
  • novelas 5
  • librería 2
  • librero 2
  • libro 96
  • libros 142

Si M. de Cervantes lee, leen también sus personajes, incluso Sancho Panza que no sabe leer. Bien puede verse la importancia de la lectura en la construcción de la historia, y de cómo escribir es primero leer, o que para ser antes es estar en actitud de búsqueda y acopio de materiales. Bien, Tirteafuera. ¿Y?

No entiendo la actitud de aquellos pedagogos que, a la hora de proponer materiales para esta búsqueda, proclama Tirteafuera, excluyen los textos clásicos, proponen sucedáneos, aconsejan textos adocenados, reducen la experiencia lectora a materiales de ficción, descartan la disciplina y el esfuerzo en la lectura y no aportan más experiencia que la que les presta el mismo entorno real o virtual que les rodea. Proclama Tirteafuera. Rotundo.

Quizá, todo ello sea porque no tenemos bien claro qué prioridades considerar a la hora de definir los objetivos que nuestros escolares han de conseguir. Si partimos del texto de El Quijote, M. de Cervantes nos ofrece un modelo que nos puede ser útil, apunta Tirteafuera, ya que a través del contacto con los libros contagia al lector por medio del deseo de la imitación la seducción de la lectura. Aunque M. de Cervantes, para ser un modelo, se ha situado en un extremo del eje de oposición, es posible, si trabajamos con una serie de dicotomías, entender la promoción de la lectura de otra manera. Veamos, nos anima Tirteafuera.

Aquí tenemos algunas disyuntivas:

lectores de textos clásicos o lectores.

Propuesta o coacción

Derecho o deber

Fomento o imposición

Literatura o currículo

Lectura libre u obligatoria

Educar en la lectura o educar por medio de la lectura

Textos literarios o superventas

Deleitar o instruir

Ocio o negocio

Ficción o información

Formar o informar

Enseñar a leer o suscitar la afición por la lectura

Hábito lector o eficacia lectora

Protestaréis, inteligentísimos lectores, por la simplificación que nos propone Tirteafuera: la compleja realidad reducida a la lucha de contrarios. ¡Que le vamos a hacer! Superemos esta visión a través de la búsqueda de la interacción de estos términos.

En opinión de Tirteafuera, cuando hablamos de promoción de la lectura, estamos enfatizando una función determinada de la lectura: el perfil del lector corresponde a un lector que ejerce voluntariamente, como propuesta de ocio, el derecho de elegir un texto de ficción, ajeno al currículum, no necesariamente literario. En este caso, la función del bibliotecario es proponer, fomentar, educar por medio de la lectura, deleitar, suscitar la afición por leer, facilitar la adquisición del hábito lector a través de la suma de experiencias positivas.

Y no podía ser de otra forma, afirma categórico Tirteafuera. Sin embargo, a la hora de promocionar la lectura, tenemos que considerar otros modelos tanto más necesarios cuanto las habilidades lectoras de los usuarios de la Biblioteca Escolar estén menos desarrolladas.

Veamos, se arremanga Tirteafuera. Nuestros escolares han de adquirir habilidades y estrategias lectoras que hagan eficaces su esfuerzo, tienen que saber leer; es una obligación de la institución escolar. Deben leer textos clásicos, textos literarios, textos informativos; es el compromiso adquirido en el desarrollo de los currículos.

Por todo ello, podemos dedicarnos sólo a fomentar la lectura si esto es suficiente; si no lo es, la institución escolar ha de asumir la obligatoriedad de que los escolares se ejerciten en la lectura; la institución escolar debe cualificar personas que gradualmente ganan en autonomía en el comprensión de sí mismas, en su relación con los demás y en el conocimiento del espacio y tiempo en el que viven. Para ello, es imprescindible asegurar una competencia lectora adecuada al grado de desarrollo personal. En otras palabras, debe enseñar a leer significativamente. Y esto es así como que en otras asignaturas tienen que aprender el teorema de Fibonacci.

Muchas de las referencias a la lectura en El Quijote tienen que ver con la lectura ocio, pasatiempo, placer, evasión, enajenación:

"<...> Es, pues, de saber que este sobredicho hidalgo, los ratos que estaba ocioso -que eran los más del año-, se daba a leer libros de caballerías, con tanta afición y gusto, que olvidó casi de todo punto el ejercicio de la caza y aun la administración de su hacienda; y llegó a tanto su curiosidad y desatino en esto, que vendió muchas hanegas de tierra de sembradura para comprar libros de caballerías en que leer, y, así, llevó a su casa todos cuantos pudo haber dellos;

y así, del poco dormir y del mucho leer , se le secó el celebro de manera que vino a perder el juicio."

I, 1

Y no podían ser menos, tal como el propio M. de Cervantes lo precisa en el texto:”<…> pues no es posible que esté continuo el arco armado, ni la condición y flaqueza humana se pueda sustentar sin alguna lícita recreación.”, I, 48. Sin embargo, aun siendo muy importante, no podemos descuidar otras funcionalidades de la lectura en nuestros escolares.

Para cerrar esta entrada en la bitácora, Tirteafuera señala el destino de sus laboriosas disquisiciones: es hora de superar prejuicios que impiden que los escolares mejoren su eficacia lectora; es hora de normalizar la lectura de los clásicos, incluido El Quijote, por supuesto; es hora de crear plataformas que revaloricen la lectura en todas las disciplinas (la hora en silencio, en la que todos los miembros de la comunidad escolar se dedican a leer textos para ellos significativos); es hora de que los profesores se presenten como lectores avanzados o como usuarios solventes en el manejo de la información; es hora ya de asumir que la lectura se ejercita como el músculo del atleta; es hora de que la institución escolar posea un modelo propio que capacite al ciudadano en la competencia y autonomía lectoras. En todo tipo de textos.

Vale.

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